viernes, 15 de noviembre de 2013

Para muestra sanitaria... varios botones

Dicen que no se puede generalizar. Y es verdad. Por eso hoy voy a personalizar. Y además voy a hacerlo utilizando una herramienta muy popular en España: la puntuación. Hoy me uno a la corriente. Me parece que es una buena forma de contar lo que me ha pasado esta mañana. No tiene valor de estudio sociológico porque la muestra es limitada a unas pocas horas y a una sola experiencia, la mía. Pero quiero ser lo más objetiva posible con la situación y a la vez quiero dejar constancia de mi indignación. Pretendo hacer un llamamiento a la necesidad de cambio en la actitud de muchos profesionales relacionados con la salud.

Llevo toda la mañana de médicos. El primer encuentro ha sido con una administrativa del centro de salud. Mi puntuación para ella ha sido: 6 en amabilidad, 5 en empatía y 10 ejercicio profesional. En conjunto el regusto que me ha dejado ha sido un poco amargo.

Después he visitado con mi hija al pediatra. En amabilidad ha conseguido un 10, en empatía también 10 y en ejercicio profesional otro 10. Hemos salido de la consulta sonriendo a pesar de la otitis.

A continuación he acompañado a mis padres, que tienen 82 años, a las consultas externas del hospital. Nos ha recibido la secretaria del departamento. Amabilidad: 4; empatía: 3; ejercicio profesional: 10. Me he sentado en la sala de espera sintiéndome, junto con mis padres, un número de expediente. Hemos esperado que nos llamaran a consulta. El médico ha pronunciado el nombre de mi madre a un volumen tan bajo que es posible que sólo el cuello de su camisa y yo hayamos podido escucharlo. El cuello de su camisa por proximidad. Yo porque tenía mis cinco sentidos concentrados en la esperada llamada por miedo a no enterarme y perder nuestro turno. Hemos dado con el número de la sala a la que debíamos pasar gracias a mi agilidad. He adelantado a mis padres, que aún estaban cogiendo bastones y abrigos, y he llegado al pasillo de los despachos justo a tiempo de ver un hombro enfundado en bata blanca que se introducía en la número 9. Hábilmente he deducido que era nuestro médico y nuestra consulta. El doctor ha obtenido 3 en amabilidad, 0 en empatía y 6 en ejercicio profesional. Una profunda tristeza y un alto grado de mal humor y disgusto me ha acompañado al salir del despacho.

La última parada del día era el departamento de citaciones del hospital. Llevaba la misión de pedir cita en dos servicios diferentes para lo que era necesario seguir turnos distintos. Tras casi dos horas de espera me ha tocado en uno de ellos. La administrativa ha logrado un 2 en amabilidad, un 1 en empatía y un 0 en ejercicio profesional. Gracias a su proceder laboral perdí el otro turno, aunque al empezar con ella tenía aún 20 números por delante. Hora y media después he finalizado mi tarea cuando otra administrativa ha registrado la última cita de mi madre. Esta empleada ha sacado un 5 en amabilidad, un 6 en empatía y un 7 en ejercicio profesional.

Si has leído este post y perteneces a este sector no te sientas atacado. Tómalo como una crítica constructiva. Piensa en qué puntuación consideras que estás y actúa en consecuencia. Si puedes mejorar, por favor, hazlo; y eres de sobresaliente, enhorabuena.

1 comentario:

  1. Me parece bien el tema notas, a lo mejor si nos puntuaran a diario aplicariamos mucho mas el cuento, pero para esos que han sacado un 0 o poco mas en profesionalidad y amabilidad, no tanto en empatia, porque el que no es empatico no lo es me temo, lo que hay que hacer Nuria corazon es presentar una queja. Ya se que todo el mundo piensa que no sirven para nada, pero no sirve para nada no presentarla, porque si ese medico y esa administrativa reciben todos los dias quejas de los pacientes verás como al final se llevan un rapapolvo y espabilan...

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