miércoles, 27 de noviembre de 2013

Los auténticos vintage

Ahora está muy de moda el término vintage. Todo es vintage: la ropa, los accesorios, la decoración... hasta las personas son vintage. Pero hay que distinguir entre dos tipos de vintage: el auténtico y el simulado. Y no hay color, donde esté el auténtico, que se quite el simulado.

El simulado quiere dar el pego, pero no termina de conseguirlo. Aunque sean cosas del año del pum, como se mezclan con objetos modernos, termina por resultar moderno-chachi, pero no genuíno. Y conste que yo estoy a favor del reciclaje-vintage, y más en estos tiempos de crisis. Como dice mi hermana "yo me he vuelto muy vintage" y he sacado prendas del fondo del armario "qué no veas cómo me solucionan".

Ahora bien, el vintage legítimo no tiene precio. Mi hermana acompañó el otro día a mi padre al médico. Era una consulta con un especialista nuevo al que no conocíamos. Cuando hablé con ella por teléfono para que me contara cómo les había ido y qué le había parecido el galeno me dijo: "muy majo, aunque un tanto peculiar... era... muy vintage. Llevaba unas gafas tipo Ray Ban, como aquellas que tenía Manolo allá por los 70." "Ah, pero ¿no sería un moderno?", le contesté yo, "ya sabes que ahora las gafas esas están otra vez de moda". "Ja, ja, ja...", se rió mi hermana, "no, no. Estas eran auténticas. Vamos que se notaba que llevaban con él desde los 70".

Mientras hablaba con ella para imaginarme al doctor acudió en mi ayuda la imagen de una dependienta de una tienda de ultramarinos que había en mi barrio. Ella sí que era vintage en estado puro, y ya entonces, allá por los 90. Ahora será la envidia de los vintage de pacotilla. Lástima que la tienda ya no exista y haga años que no la veo, pero fijo que sigue fiel a su estilo. Aquellas gafas de concha con forma redondeada. La coleta que recogía su mata de pelo negro como el azabache. Los pendientes de bola blanca. El carmín rojo para sus labios y la sombra de ojos verde. La camisa con cuello bebé y forma de trapecio y... los pantalones acampanados verdes (haciendo juego con la sombra de ojos) en género de lanilla. Total, era total. No he podido olvidarla. Entonces pensaba que estaba desfasada a más no poder, pero el tiempo ha hecho justicia a su fidelidad en la forma de vestir y la ha hecho revivir en mi mente como un verdadero icono vintage.

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