martes, 26 de noviembre de 2013

Doble silencio

Es impresionante cómo internet puede llegar a intervenir en la vida de las personas. Hace unos minutos he sido capaz de saber la fecha exacta en la que una película me hizo ser consciente de un problema casi tabú. El largometraje se emitió el jueves 27 de agosto de 1998, a las 16.10 de la tarde por Telecinco. Ahí es nada, en el siglo anterior. Todos estos datos se los debo al servicio de archivo digital de los periódicos españoles. Ha sido teclear en Google el nombre de la peli y ¡tachín!, ahí estaba toda la información.

Tengo mala memoria, y es muy raro que me acuerde de cosas como títulos, nombres o calles. Pero en esta ocasión el nombre del film ha permanecido en mi mente porque, como decía, me hizo ver una realidad que vive casi en la clandestinidad. Ellos no lo cuentan, este es el título y el resumen de la película. Es lo que comúnmente conocemos en España como un "estrenos tv". Un largometraje de bajo presupuesto, poca calidad y generalmente lacrimógeno.  Ideal para hacer la digestión y muy frecuentemente inductor de una placentera siesta en el sofá. Pero también suelen ser eficaces transmisores de información sobre problemas o situaciones injustas. Supongo que la comodidad y la seguridad del sofá, unido al momento de reposo tras la comida, hacen que nuestras neuronas estén más receptivas al sufrimiento humano y nos sintamos más solidarios.

La peli es de 1996 y está protagonizada por Peter Strauss, el famoso hermano rico de la exitosa serie de los '70 "Hombre rico, hombre pobre". El crítico cinematográfico que hacía la reseña en el periódico describía así el film: "El argumento es el de siempre, pero al revés -un hombre sufre malos tratos en su matrimonio-, lo que al menos le da un toque de originalidad a la historia. El resto no me rece la pena".

Creo que las víctimas masculinas de malos tratos no se sentirán muy comprendidos con el comentario de "al menos le da un toque de originalidad a la historia". Que haya menos hombres maltratados que mujeres no es un punto de originalidad, es un dato, solamente eso. Pero el maltrato es maltrato, sea quién sea quien lo sufre y sea quién sea quién lo inflige.

Ayer fue el Día Mundial Contra la Violencia de Género, es decir, contra la violencia ejercida sobre las mujeres. Yo soy de las que piensa que este término está mal utilizado. La Violoencia de Género puede ser de género femenino o de género masculino. Creo que es un término que debería englobar tanto a hombres como a mujeres, porque, desgraciadamente, ambos pueden padecer violencia. Y habría que distinguir entre Violencia contra las Mujeres, y Violencia contra los Hombres.

Mi post de ayer estaba dedicado a las mujeres maltratadas. No quería quitarles protagonismo. Al contrario, quería hacerles un homenaje. Pero si confieso la verdad todo el día estuve pensando también en los hombres maltratados. No puedo evitarlo para mi género es género, ya sea masculino o femenino. Además, pienso que aunque es imposible cuantificar el silencio de las víctimas de malos tratos lo que sí se percibe es que en el caso de los hombres aún es más difícil hablar. La presión social, el miedo a ver cuestionado ese rasgo tan valorado como es la virilidad o el temor a ser tachados de mentirosos son responsables del sufrimiento en re-silencio.

El Instituto Nacional de Estadística recoge que en 2011 un 25% de las denuncias de violencia doméstica fueron presentadas por hombres. En 2011, 7 hombres y 62 mujeres fueron asesinados por sus parejas o ex-parejas.  ¿Sólo 7? Sí, 7 vidas sesgadas exactamente igual que las otras 62. Mi post de hoy es para ellos. Para que no caigan en el olvido. Ayer fue un día para recordar el salvajismo contra las mujeres. Hoy es un buen día para recordar que los hombres también pueden estar pasando por el mismo calvario. Éste tiene que ser un problema conocido y comprendido exactamente igual que en el caso de la mujer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario