tag:blogger.com,1999:blog-5626585774977134522024-02-07T20:45:12.709+01:00Escenas de la vida cotidianaA lo largo del día, todos somos testigos de momentos que llaman nuestra atención y que nos hacen reír, indignarnos, sonreír, empatizar...Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.comBlogger126125tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-2728106854519812762021-09-12T00:05:00.000+02:002021-09-12T00:05:58.752+02:0011 de septiembre, veinte años después<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUXOMz9Nc3tVrm37CeaT1J7bXGgjLUnsET2bfdjr3xfEb15oIvrmecqzz_jbp2yTQwJZAzXK_w01ts_EP0duCCJFl5O73DQpbNFzzwHe9rx0b1mwaTwyw5taVX8HBKeKRM4tQDo2NdLdE/s699/torres_gemelas_11_de_septiembre_2001_reuters.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="370" data-original-width="699" height="127" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUXOMz9Nc3tVrm37CeaT1J7bXGgjLUnsET2bfdjr3xfEb15oIvrmecqzz_jbp2yTQwJZAzXK_w01ts_EP0duCCJFl5O73DQpbNFzzwHe9rx0b1mwaTwyw5taVX8HBKeKRM4tQDo2NdLdE/w240-h127/torres_gemelas_11_de_septiembre_2001_reuters.jpg" width="240" /></a></div><br />Hoy es una pregunta recurrente: ¿qué estaba yo haciendo cuando tiraron las Torres Gemelas hace 20 años? Pues estaba viéndolo en directo. Alucinada. No podía dar crédito a lo que contemplaban mis ojos a través de una televisión gigante e hipermoderna de la tienda de marca danesa Bang & Olufsen ubicada en un centro comercial madrileño. En aquella época trabajaba cerca de allí y había ido, junto con un par de compañeras, a comprar el regalo para el bebé recién nacido de nuestro jefe. Paramos a comer en una de las terrazas interiores y charlábamos animadamente sobre Nueva York. Acababa de volver de vacaciones de esa increíble ciudad, justo hacía un mes, el 11 de agosto. Y una de mis amigas se iba allí una semana con su pareja pocos días después. Su móvil sonó. Era su novio. Por la cara que puso y lo que le contestaba, nos dimos cuenta que algo raro estaba ocurriendo. Cuando colgó nos contó que una avioneta parecía haberse estrellado contra una de las Torres Gemelas. Un terrible accidente, sin duda. Levantamos la cabeza hacia la tienda de televisiones y allí estaba la imagen de la primera Torre, echando humo. Casi sin darnos tiempo a comentar nada de la escena que estábamos viviendo, vimos, perplejas, y en directo, como se estrellaba el segundo avión contra la segunda torre. Un espectáculo mudo para nosotras, que aún lo hacía más incomprensible e impactante. A partir de ahí el resto de la jornada fue una de las más surrealistas que recuerdo, la otra fue los atentados de Madrid del 11 de marzo. Ambas las pasé en la redacción del medio de comunicación en el que trabajé durante varios años. Ninguna de las dos podré olvidarlas, quedaron grabadas en mi mente y en mi corazón. La empatía y la angustia hacia las víctimas y sus familiares me hacen llorar cada vez que recuerdo aquellos momentos.<p></p><p>Han pasado 20 años y el destino ha querido que ahora resida en una ciudad de New Jersey, el estado vecino de Nueva York. Estoy a 40 minutos en tren de Manhattan. No es difícil imaginar que aquí mucha gente vivió en primerísima persona aquel aciago día. Fueron muchos los que cogieron los trenes o el coche para ir a trabajar a la <i>city</i> y nunca regresaron. Según los datos oficiales 750 habitantes de NJ murieron a consecuencia del ataque, y de ellos 539 siguen “técnicamente” desaparecidos porque no han podido identificar aún sus restos. </p><p>Cada año, cuando llega esta fecha recuerdo la sucesión de hechos que relataba al principio, pero este aniversario es distinto y más duro aún. Hay varios factores que contribuyen a que tenga esa sensación. Además de ser una conmemoración de fecha redonda, 20 años, se da la circunstancia de que en los últimos meses he puesto cara a algunos de aquellos protagonistas del sufrimiento del 11 de septiembre y a familiares de víctimas. Una de mis hijas tiene un amigo que nunca conocerá a su tío Michael. Dos décadas antes, mucho antes de que él naciera, quedó cercenada su relación. Nunca le recogerá del colegio, ni celebrará ninguno de los goles que meta en un partido, ni podrá comprarle uno de esos helados que tanto le gustan del camión-heladería itinerante del barrio.</p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFWReFoggYX-oHbIzfJlTZXgGGuvo-uVQnZyziJ694cL60X_rroDpyVbpKLZ8jdzfRxwF6Kv40VzvKaLr7amNy-pSR446B6D7crYhtMz13DGZelERldcQ6rtD29wokGOq9lf9KWLQX3MY/s800/world-trade-center-ap110911032966-cropped.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="800" height="161" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFWReFoggYX-oHbIzfJlTZXgGGuvo-uVQnZyziJ694cL60X_rroDpyVbpKLZ8jdzfRxwF6Kv40VzvKaLr7amNy-pSR446B6D7crYhtMz13DGZelERldcQ6rtD29wokGOq9lf9KWLQX3MY/w287-h161/world-trade-center-ap110911032966-cropped.jpg" width="287" /></a></div><br />Ayer me enteré de que nuestra calle fue el centro de reunión del vecindario. Mi casa está en una colina. Justo desde el lugar en el que mi hija se baja cada día del bus escolar, aquel 11 de septiembre muchos residentes de la zona observaron atónitos las columnas de humo de Manhattan. Se reunieron allí después de ver por televisión las mismas imágenes que yo estaba viendo en Madrid. Pero ellos estaban a poco más de 30 kilómetros de distancia y más de uno tenían un ser querido en aquella ratonera. La profesora de mi hija contó ayer a su clase como ella fue una de esas personas que estaba en ese alto, una adolescente con el corazón encogido por su tío Luc. Su tío no sólo fue de los afortunados que sobrevivió al ataque terrorista, además fue uno de los héroes de esa horrible jornada, y ayudó a salvar a 20 personas.<p></p><p>“Mamá, no lo entiendo. ¿Por qué hay personas así de malas? Si así no se arregla nada. Al final todo sigue igual”. Yo tampoco lo entiendo. Y no sé qué contestarle. Siempre me encanta escuchar a los niños. Sus razonamientos suelen ser los análisis más perfectos y sencillos de casi todas las situaciones. No tengo nada que añadir a la reflexión de mi hija, y menos después de oír esta mañana en la radio el testimonio de una traductora que ha logrado salir de Afganistán y llegar a Italia. Sus palabras se me han clavado en el alma y se han unido al pensamiento expresado por mi niña: “lo he perdido todo, todo aquello por lo que luché en estos 20 años no ha servido para nada. Mi esfuerzo para mejorar el estado de la mujer en Afganistán, para lograr nuestros derechos… todo ha quedado en cero”.</p><p>Creo que a partir de ahora nunca volveré a ver el alto de la colina de mi casa con los mismos ojos. Cada tarde, cuando recoja a mi hija del bus, estoy segura que me acordaré del 11 de septiembre, de sus víctimas, de sus familias, de los héroes, de los villanos y de las mujeres de Afganistán. Espero, eso sí, que el aire sibilante entre los árboles me susurre “no pierdas la esperanza, algún día el mundo será mejor”.</p><div><br /></div>Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-2492000129004915852021-04-06T19:38:00.006+02:002021-04-07T00:26:06.910+02:00Vacuna, esperanza y alegría<div>Junio de 2019, esa es la fecha de mi último post. Casi han pasado dos años. ¡Guau! Increíble. </div><div><br /></div><div>Desde entonces han ocurrido muchas cosas en mi vida, y en la de todos. Una de ellas ha impactado sobre la totalidad de los ocupantes del planeta. La Pandemia. ¡Qué fuerte! Sí, sí, digo bien, ha afectado al cien por cien de los habitantes de la Tierra, entendiendo además por habitantes cualquier tipo de forma de vida, incluso a las amebas. La Pandemia -con mayúsculas, porque aunque ha habido otras, nunca se había vivido una de forma tan global- ha modificado tanto la vida de los humanos que los cambios de hábitos han afectado en cascada a todo el globo terráqueo. </div><div><br /></div><div>Esos cambios en unos casos han sido para bien (véase que los niveles de contaminación han descendido), en otros para mal (ni me entretengo en nombrarlos que ya los sabemos todos y me entran ganas de llorar). Ahora bien, mi pregunta es: ¿cuánto tiempo se van a perpetuar esos cambios? Sí, ya sé es la pregunta del millón. Todo el mundo quiere la respuesta y nadie la tiene. Bueno, yo creo que tengo una bastante aproximada: el menor tiempo posible. Y es que la inmensa mayoría de las personas estamos deseando volver a nuestra zona de confort, la que conocíamos antes de la Pandemia.</div><div><br /></div><div>¿Habremos cambiado? Creo que poco. Recuerdo los primeros días, cuando más despistados estábamos. Éramos como hormigas a las que han borrado el camino. En ese punto una especie de borrachera colectiva hacía brindar al sol y repetir como un mantra:<i> “saldremos mejores y más fuertes”</i>. ¡Ja! Yo debo ser muy pesimista o muy cabrona porque la verdad es que nunca me lo creí y tampoco fui de las que lancé la proclama. Yo me refugié en ver memes por <i>WhatsApp</i> y reenviarlos como una loca. Mejor reírme con la triste realidad que dejarme arrastrar por la desesperación. ¿Frívola? Puede. ¿Superviviente a la locura? Seguro. No hay nada más cierto que unas buenas risas son el mejor ansiolítico.</div><div><br /></div><div>A día de hoy la esencia del mundo no parece haber cambiado mucho con respecto a junio de 2019, la fecha que escribía al principio. El egoísmo, las luchas políticas, la desigualdad económica y social, los extremismos… siguen igual o peor. Y a eso añadirle una crisis económica y un aumento del paro que ni te cuento. Por no hablar del número de muertes y el daño físico y psicológico que está dejando tras de sí el maldito Covid y los confinamientos.</div><div><br /></div><div>Supongo que cualquiera que haya sido capaz de llegar hasta este punto de la lectura sin echarse a llorar, estará a punto de hacerlo. La conclusión no puede ser otra que: ¡vaya mierda! Pero aquí es donde mi angelita buena me da un tirón de oreja para que le haga caso a ella -sí yo tengo angelitas, no angelitos- y deje de escuchar a la diablesa y me recuerda que esta mañana he vivido un momento mágico que me ha hecho muy feliz y que me ha hecho recuperar la confianza en que dejaremos atrás esta pesadilla.</div><div><br /></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghUD6DOd3lothlOgxXc80l8EzSosx2WdB39BJIAj1YsTH50gi2RD4Ztubc1xQUkBtjHg2o6jWEHl3oevBjUCbAaHbyHGzGtkzuhx2YlxQuZMABUsM8nb6UGjrCNpydq24z9fjsCxQS0h4/s2048/unnamed.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1536" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghUD6DOd3lothlOgxXc80l8EzSosx2WdB39BJIAj1YsTH50gi2RD4Ztubc1xQUkBtjHg2o6jWEHl3oevBjUCbAaHbyHGzGtkzuhx2YlxQuZMABUsM8nb6UGjrCNpydq24z9fjsCxQS0h4/w150-h200/unnamed.jpg" width="150" /></a></div><br />Hace un par de días me pusieron la segunda dosis de la vacuna anti Covid. Ayer estuve un poco pachucha con la reacción, pero hoy me he levantado totalmente recuperada. Para celebrarlo he ido al Dunkin Donuts después de dejar a mis hijas en el cole. ¿Hay algo más americano que eso? Pocas cosas, desde luego. </div><div><br /></div><div>Aclaro que ahora estoy viviendo en New Jersey, en Estados Unidos y que vivir aquí muchas veces implica tener la sensación de estar dentro de una comedia de situación americana. Sin embargo, desde hace trece meses esa sensación se había diluido muchísimo por la Pandemia, y era más bien una sensación de vivir en una película distópica. Pero hoy he vuelto a experimentar con fuerza la impresión de ser la protagonista de una sitcom. Y me ha encantado. Me ha hecho revivir. </div><div><br /></div><div>Es verdad que hoy estaba muy contenta por tener la vacuna puesta. La sensación de seguridad que da hace respirar. Y posiblemente yo hoy veía el mundo de otra forma. La realidad distópica sigue ahí. Los comercios medio cerrados, los carteles en los que se recuerda la obligación de entrar con mascarilla, la mayor parte de los restaurantes y cafés con cartulinas que indican que sólo se sirve para llevar… Pero el Dunkin Donuts tenía una actividad normal de las 9 de la mañana, con sus clientes entrando y saliendo con sus bolsas de donuts y sus cafés. </div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-lrV5seP946y3ScXhoGN7yup3krCdSwGrxWwEKJWxkYs2pmUGS3Mv_7R4L7dxuybjKGeIDWfKsPAQKGg_I4U6-IHUqrNp15-ZDbBiKQXNAQYe1MUiL5VnYG8VqU5XKnrpYXGzBQ0D89g/s1135/Sin+t%25C3%25ADtulo-1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="769" data-original-width="1135" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-lrV5seP946y3ScXhoGN7yup3krCdSwGrxWwEKJWxkYs2pmUGS3Mv_7R4L7dxuybjKGeIDWfKsPAQKGg_I4U6-IHUqrNp15-ZDbBiKQXNAQYe1MUiL5VnYG8VqU5XKnrpYXGzBQ0D89g/s320/Sin+t%25C3%25ADtulo-1.jpg" width="320" /></a></div><br /><div><br /></div><div>He llegado, he aparcado mi coche típico de madre americana en la mismísima puerta. La madre (porque era madre, fijo) del coche de al lado y yo nos hemos puesto las mascarillas antes de salir (la suya más fashion, todo hay que decirlo, con brillantitos y todo; la mía una KN95 más segura que glamourosa), nos hemos mirado de reojo y nos hemos medido las fuerzas mentalmente como si fuéramos a batirnos en duelo por los donuts. A continuación hemos salido del coche y ella me ha tomado la delantera, pero a mí un amable y sonriente <i>yankee</i> me ha sujetado la puerta cortesmente y ¡me ha saludado! No, no pienso que el buen hombre estuviera intentando ligar. Lo que me ha llamado la atención es que hasta ahora todos íbamos taimados y sin casi mirar a quienes nos cruzábamos, mucho menos sujetar la puerta y exponernos a reducir el espacio a menos de dos metros, y la puerta te caía en las narices, seguro. </div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4rsqZ0jX3jlvXksF7plGiOPZmU0MRjxZKR4Qxi5Z7pN_F7s-dxkT4zeZUm_9n2sj9tovZ1MITV_wOyiPSQMLsiS-aa6wKOgDeKC8eJOZ9-H3T_XEbiz6fwOXBNt8fHRueyyLsmdOtjBQ/s905/unnamed+%25281%2529.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="905" data-original-width="750" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4rsqZ0jX3jlvXksF7plGiOPZmU0MRjxZKR4Qxi5Z7pN_F7s-dxkT4zeZUm_9n2sj9tovZ1MITV_wOyiPSQMLsiS-aa6wKOgDeKC8eJOZ9-H3T_XEbiz6fwOXBNt8fHRueyyLsmdOtjBQ/w166-h200/unnamed+%25281%2529.jpg" width="166" /></a></div>Pero el micro mundo que he visto esta mañana era el de mantener medidas de seguridad aunque dejando el miedo de lado. Y al entrar en el café ha continuado la sitcom. John (llamemosle así por ejemplo), el encargado de la oficina de donuts parecía escogido en un casting. Era un americano cercano a los sesenta, con su gorra bien puesta, alto y con acento de New Jersey. Ha bromeado conmigo, al igual que con todos los clientes y estoy segura que es vecino del barrio y que conoce a toda la comunidad por sus nombres y problemas, como Ted Danson en Cheers.</div><div><br /></div><div><br />En fin, que me ha encantado vivir esos minutos de libertad pandémica y experimentar la esperanza de volver a pisar terreno conocido en <i>“el menor tiempo posible”</i>.</div>Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-91798537522203172652019-06-10T18:22:00.000+02:002019-06-10T18:25:10.551+02:00¿Es un pájaro? ¿Es un avión?¿Es Súper Coco? Noooooo… Es un «MURCIÉGALO»<br />
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Hoy vuelvo a salir
de mi caverna. Hace casi un año desde que la abandoné por última
vez. Mi reclusión no es voluntaria. El tiempo, o, más bien, la
falta de él, es el culpable. Me encanta escribir y en mi mente
escribo todos los días, pero lo de plasmarlo en soporte digital ya
es otra cosa. Como comúnmente se dice, no me da la vida. Entonces,
¿por qué hoy sí he encontrado el tiempo necesario para este <i>post</i>?
Pues porque unos vecinos muy especiales que he tenido el disgusto de
conocer me han obligado a seguir su ejemplo y abandonar mi retiro.
No, no he bebido nada de alcohol, aunque mi discurso pueda parecer
algo inconexo y extraño. Paso a relatar el episodio que he vivido
recientemente y que es el responsable de mi reaparición, porque si
no lo cuento, reviento. Necesito escribir esta historia como
tratamiento de control antilocura y antiangustia. Como dicen que
compartir, es vivir, allá voy.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Era un martes por la
noche como muchos otros martes por la noche de mi vida. Nada apuntaba
a que aquel fuera a ser distinto. Mi marido estaba de viaje de
trabajo, las niñas terminando los deberes y yo ejercía de perfecta
madre que está friendo unos <span style="font-style: normal;">«</span>filetitos<span style="font-style: normal;">»</span>
para sus nenas. Todo en orden. De repente oigo un grito muy excitado
de mi hija pequeña:</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¡Mamá! Hay un
pájaro volando en tu habitación.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¡¿Qué?! ¿Estás
bromeando, no? ¿Cómo va a haber un pájaro en mi habitación
volando? ¿Por dónde va ha entrado si todo está cerrado?
</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
En ese momento un
grito aterrador sale de la garganta de mi hija mayor.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¡Aghhhhh! ¡Mamá,
que es verdad! ¡Hay algo volando en tu habitación!</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Mi hija pequeña,
con risa nerviosa vuelve a gritarme:</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¡Qué sí, mamá,
que sí! ¡Que hay un pájaro o un <span style="font-style: normal;">«</span>murciégalo<span style="font-style: normal;">»</span>
volando por tu habitación! ¡Ahhhhh!</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¿Cómo que un
murciélago? Sal de la habitación que voy para allá a ver qué es
eso que me estáis contando.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Yo, muy en mi papel
de madre, aparentando una seguridad que estaba muy lejos de sentir
para intentar infundir tranquilidad a mis hijas, me dirigí temblando
por dentro hacia mi habitación. Mi sexto sentido me decía que me
iba a encontrar con un <span style="font-style: normal;">«</span>murciégalo<span style="font-style: normal;">»</span>
como que yo me llamo Nuria. Y como es más que comprensible, me
aterran. Porque que tire la primera piedra el que no siente, cuando
menos, repelús por un murciélago de verdad, que los de Halloween
son muy graciosos, pero son de mentira.
</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Al llegar dos pasos
antes de la puerta de la habitación, los dos satélites en forma de
hijas que tengo se instalaron a mi espalda estableciendo un escuadrón
casi perfecto. Al asomar mi nariz tímidamente por la puerta pude
comprobar que, efectivamente, mis hijas no bromeaban. Un enorme
ejemplar de <span style="font-style: normal;">«</span>murciégalo<span style="font-style: normal;">»
</span>planeaba por mi habitación. En lo que yo cerré un segundo
los ojos y tragué saliva, pensando <span style="font-style: normal;">«</span>¡Madre
mía!, ¿qué he hecho yo para merecer ésto? ¿Cómo le voy a sacar
de aquí?<span style="font-style: normal;">»</span>, el bicho se
colgó de la rejilla del aire acondicionado que está justo encima de
mi cama. Casi muero del asco allí mismo. Sin embargo, me repuse en
un segundo y el alma de periodista que llevo dentro me hizo
reaccionar. Mandé salir a las niñas del cuarto por si el bicharraco
se ponía violento y atacaba. Con tiento, pero sin dudar, me acerqué
a la cama donde, casualmente, se encontraba mi móvil. Muy
cuidadosamente, para no asustarle, le saqué un reportaje fotográfico
con la cámara del iPhone que bien podría figurar en la revista de
National Geographic.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggvtM4lUAX5tRynADazqLTpPpXMZiwREiK0pp7y6JGY9jwUiBpsJbHsDxGvM66U5ac_Jgor0qzPmCdWokzxB1yl_Z9m62NNEgA4_0ML5fybldOrbgOGaiz8JNHWlpi1XkINOM0lz54-tc/s1600/IMG_3180.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggvtM4lUAX5tRynADazqLTpPpXMZiwREiK0pp7y6JGY9jwUiBpsJbHsDxGvM66U5ac_Jgor0qzPmCdWokzxB1yl_Z9m62NNEgA4_0ML5fybldOrbgOGaiz8JNHWlpi1XkINOM0lz54-tc/s320/IMG_3180.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVLGi9gbjbPiZ6bBBKiBDWvy2BrM5ZKBTPO2e4GxhTk1uCbSGOEOLQyIczDXJEJE2DvugPjmZ70KZk1CvbfKfQ3QRgPJ2bKl5NkdsFTJppEGyKHOFr4VAeBmGD9eO1EyJdQwQwVkhxhec/s1600/IMG_3182.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1316" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVLGi9gbjbPiZ6bBBKiBDWvy2BrM5ZKBTPO2e4GxhTk1uCbSGOEOLQyIczDXJEJE2DvugPjmZ70KZk1CvbfKfQ3QRgPJ2bKl5NkdsFTJppEGyKHOFr4VAeBmGD9eO1EyJdQwQwVkhxhec/s320/IMG_3182.jpg" width="263" /></a></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Retrocediendo sin
perderle la vista salí del cuarto y cerré la puerta. En el segundo
que paré para tomar aire se me pasó por la mente la idea de que mi
marido, que había salido aquella mañana de viaje, había sido
víctima de un mordisco de vampiro y que, en realidad aquel
murciélago que había dejado agarrado a la rejilla era mi pobre
marido transformado en <span style="font-style: normal;">«</span>murciégalo<span style="font-style: normal;">».</span>
<span style="font-style: normal;">«</span>mi<span style="font-style: normal;">»
</span>habitación.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiROti328Yl8OKwPnM-fUUZyPEXR46Ca8NB4UBMb_sV1-NFEzLJnacJWVPLttLKNiJvRmPUzVCP4O7Ff-vKx1oVFcPj73CEMYkwcgnV7sZc6E4O4i9V5QwrpNESrTOWxj0Y45U0NOlr-5k/s1600/IMG_3199.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="906" data-original-width="750" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiROti328Yl8OKwPnM-fUUZyPEXR46Ca8NB4UBMb_sV1-NFEzLJnacJWVPLttLKNiJvRmPUzVCP4O7Ff-vKx1oVFcPj73CEMYkwcgnV7sZc6E4O4i9V5QwrpNESrTOWxj0Y45U0NOlr-5k/s320/IMG_3199.jpg" width="264" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEAs5MiU9Fs2wNopPNLdmJZakCU8qW_0ojOIxoUeor7t6sj1HFRLbuBprWjnv0hrLUgw9YgQGc5leLFEaWsdgZAihlEyOOxhRVXZOBiBIogifDj14qRBSfL_jj3SGTp5UPO7Irf-rgweg/s1600/IMG_3201.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="950" data-original-width="750" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEAs5MiU9Fs2wNopPNLdmJZakCU8qW_0ojOIxoUeor7t6sj1HFRLbuBprWjnv0hrLUgw9YgQGc5leLFEaWsdgZAihlEyOOxhRVXZOBiBIogifDj14qRBSfL_jj3SGTp5UPO7Irf-rgweg/s320/IMG_3201.jpg" width="252" /></a></div>
<br />
Ante aquella idea mi destino y el de mis hijas estaba claro,
estábamos condenadas a convertirnos nosotras también en vampiros.
¡Horror y terror! Deseché aquella visión y me obligué a volver a
la cruda realidad. Corriendo instintivamente fui a buscar la escoba
con la intención de sacarle a escobazos de <br />
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¡Mamá!, ¿qué
haces? —me gritó mi hija mayor.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¿Cómo que qué
hago? Pues coger la escoba para sacar al bicho ese de casa.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¡Noooooo! No
hagas eso.
</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¿Cómo que no
haga eso? ¿Pues cómo lo saco entonces?</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—Mira, he buscado
en internet cómo sacar un murciélago de la casa. Y dice que hay que
abrir una ventana, apagar la luz, cerrar la puerta y esperar a que se
vaya. Que no se les debe dar escobazos porque se ponen nerviosos y
pueden atacar y morder. Y si te muerden y tienen la rabia, estás
perdido, te mueres.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
—¡Ah! Pues parece
que el sistema que cuentan en internet es más fácil y mejor que mi
idea de la escoba, sí. Está claro que somos de dos generaciones
diferentes. A mi en este momento lo último que se me ha ocurrido es
consultar internet.
</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Así pues, armada
con la escoba por si, pese a las recomendaciones del Dios Internet,
la necesitaba, me armé nuevamente de valor y volví a entrar en la
habitación para seguir rigurosamente los consejos del gurú digital.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Cuando salí
temblaba como un pollito porque lograr abrir la ventana a oscuras sin
que me diera un infarto sintiendo que el bicho volaba de un lado a
otro del cuarto dándose mamporrazos con las paredes y los muebles
fue toda una experiencia. Me acordé de Tippi Hedren en <i>Los
Pajáros</i><span style="font-style: normal;"> de Alfred Hitchcock. Me
sentía como ella, había podido experimentar un poquito del terror
que la protagonista vivía en la película.</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-style: normal;"><br /></span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
En ese momento llamó
mi marido desde la otra punta del país y le conté todo lo que
estábamos viviendo en nuestra casa de New Jersey. El pobre no daba
crédito y me preguntó si quería que llamara a la dueña de la casa
para que mandara a alguien a sacar el murciélago de nuestro
dormitorio. Un rotundo sí salió de mi boca porque no estaba nada
convencida de que el truco de internet fuera a funcionar y yo,
sinceramente, no me veía a mi misma como la Juana de Arco de mi
hogar.
</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
A eso de las 10.30
de la noche se presentó en casa la <span style="font-style: normal;">«</span>patrulla
de los caza bats<span style="font-style: normal;">»</span> (en inglés
suena mejor que en español, “patrulla cazamurciélagos” no es lo
mismo ni de lejos). El comando estaba integrado por dobles del
Príncipe de Bel Air y el Sr. Barragán, o lo que es lo mismo, el
dueño de la casa y un <span style="font-style: normal;">«</span>manitas<span style="font-style: normal;">»</span>
que le acompaña fielmente allá donde se necesita cualquier tipo de
reparación, sea de la índole que sea. Sus armas de trabajo eran una
literna y unas cajas de cartón de dimensiones bíblicas. Tras
gastarme la broma de que venían a cazar la cena se encaminaron al
dormitorio. Después de un rato de reconocimiento y búsqueda
llegaron a la conclusión de que el visitante había entendido que no
era bienvenido en aquella morada y se había largado por la ventana.
Parecía que el consejo cibernáutico había triunfado. A mi pregunta
sobre cómo había podido colarse semejante animal en mi casa cuando
todas las ventanas estaban cerradas, se limitaron a encogerse de
hombros y a mostrarse tan asombrados como yo. En ese momento, ni se
me pasó por la cabeza que su aparición hubiese tenido que ver con
el hecho de que esa misma tarde, aquellos dos hombres habían estado
haciendo algunos trabajos que ellos denominaron de <span style="font-style: normal;">«</span>mantenimiento<span style="font-style: normal;">»</span>
en la casa para que luciese lustrosa y hermosa para una posible venta
que llevan persiguiendo semanas. Muy convencidos me dijeron que podía
dormir con tranquilidad en la habitación porque allí no había nada
de nada, pero que, para mi mayor tranquilidad mandarían al día
siguiente a un experto en eliminar bichos de casas a que echara un
vistazo y diera alguna teoría que explicara lo que había ocurrido.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Educadamente les
despedí y, claro está, no dormí en mi habitación. No tenía
ninguna intención de volver a descansar allí hasta que el
profesional del exterminio de bichos visitara la escena del crimen y
me jurara por sus hijos que allí no había ni volvería a ver un
<span style="font-style: normal;">«</span>bat<span style="font-style: normal;">»</span>.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
A la mañana
siguiente un responsable de control de plagas o el <span style="font-style: normal;">«</span>chico
de los bichos<span style="font-style: normal;">»</span> como son
popularmente conocidos estos profesionales en Estados Unidos, llamó
a mi puerta. Al verle pegué un respingo. Era una especia de Hombre
Lobo en su faceta de humano. No podía ser. ¡Qué cierta es la frase
de <span style="font-style: normal;">«</span>a veces, la realidad
superara la ficción<span style="font-style: normal;">»!</span> Se
encaminó a la habitación tras escuchar pacientemente mi historia
narrada en mi inglés de supervivencia. Allí pasó un rato largo
subiendo y bajando del ático, mirando, buscando. Tras hablar por
teléfono con el dueño de la casa me dio su veredicto. Lo que había
pasado es que la tarde anterior el Príncipe de Bel Air y el Sr.
Barragán habían cerrado varios agujeros del tejado. Uno de ellos
debía corresponder a la entrada por la que los murciélagos entraban
y salían del ático de la casa en busca de alimento. Al encontrar
cerrada su salida habitual, el murciélago había buscado otra salida
hacia el exterior y había encontrado una rejilla inutilizada del
aire acondicionado para salir directo a mi habitación, errando así
su auténtica intención de salir hacia el exterior. El Hombre Lobo
no había encontrado más murciélagos en el desván, pero era
posible que hubiera más porque según me explicó son maestros en el
arte del escondite. La ley de New Jersey prohíbe entre los meses de
mayo y agosto cerrar agujeros por donde los murciélagos puedan
entrar y salir a sus guaridas porque son una especie protegida y en
esas semanas es cuando nacen los murcielaguitos y aprenden a volar.
Por lo tanto durante ese periodo necesitan ser alimentados por sus
progenitores o mueren. Si se echa a los murciélagos adultos, los
bebés no podrían sobrevivir. La situación por tanto quedaba así:
tenían que reabrir el agujero tapado del tejado y estábamos
obligados a convivir en el ático con los murciélagos hasta que el 1
de agosto pudieran poner unas redes para desahuciar a los murciélagos
de nuestro ático. El chico me dijo que iba a colocar una tela
metálica en la que suponía que había sido su rejilla de salida
para evitar que si había más murciélagos hicieran lo mismo que el
de la noche anterior y salieran a mi habitación, Además, me
recomendó que pusiera espejos enfrentados en la habitación por si
estaba equivocado y salían por otra parte, para que se asustaran al
verse reflejados y buscaran huir de allí. En su opinión podía
dormir allí perfectamente aún en el caso de que de que se volviera
a colar alguno porque según me explicó son inofensivos y aunque se
pueden colgar de cualquier parte, ellos van a su rollo y no molestan.
Evidentemente no podía dar crédito a todo aquello que me estaba
contando y, mientras estallaba en una risa nerviosa porque la
situación me superaba, le pregunté si me estaba tomando el pelo.
Amable y compresivo me dijo que no, que, entendía que estuviera
nerviosa, pero que eran los pasos normales a dar, y me repitió que
no se podían saltar la ley.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Agotada di la
conversación por finalizada y cuando por fin me quedé sola decidí
darme una ducha relajante para intentar superar la tensión acumulada
de la noche y la mañana.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Con esmero preparé
la ropa que me iba a poner y la dejé sobre la cama. Aproveché
también a dejar cargando el móvil en la mesilla. La ducha me vino
de maravilla y cuando salí del baño cual Venus de Botticelli
saliendo del mar, desnuda como mi madre me trajo al mundo en busca de
la ropa que había dejado en la cama, mis sentidos me advirtieron que
algo no iba bien y me detuve en seco. En la ventana divisé una
sospechosa mancha negra. Mi miopía me impedía ver con nitidez por
lo que muy despacio volví al cuarto de baño y cogí las gafas que
había dejado allí. Nada más colocarlas en mis ojos la cruda
realidad se confirmó. Allí había un murciélago otra vez. Justo
encima de mi preciado móvil. Me sentí la protagonista de una
película de terror de serie B. Allí, desnuda, vulnerable ante el
murciélago que pronto se convertiría en vampiro, estaba perdida.
Mis días habían llegado a su fin. Reponiéndome del terror que
sentía me acerqué muy lentamente a la cama y me fui vistiendo
igualmente muuuuy despacio. Cuando terminé, tragué saliva y con
mucho cuidado y tiento estiré el brazo hasta la mesilla y desconecté
el móvil del cargador. Ya era mío. Ahora sólo unos metros me
separaban de la puerta y de mi libertad. Sin prisa, paso a paso,
llegué hasta allí. Misión cumplida. El «bat» seguía en la misma
posición, supongo que estaba echado un sueñecito y la criatura ni
se enteró de mi presencia.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr3szV5E83txmKV0A6Vf53hvzFqwBA_niTlfxtWPq16Fq6lrPofYl9325nvBsr1fXdQwjQN5AGgXGaV-06NkDt9AmGhOMjxDyjKJl7sRPeUL04OKr3fLV0UwwaVU6hw47QkboyBPhVEUw/s1600/IMG_3203.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr3szV5E83txmKV0A6Vf53hvzFqwBA_niTlfxtWPq16Fq6lrPofYl9325nvBsr1fXdQwjQN5AGgXGaV-06NkDt9AmGhOMjxDyjKJl7sRPeUL04OKr3fLV0UwwaVU6hw47QkboyBPhVEUw/s320/IMG_3203.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Cerré la puerta y,
ya a salvo, llamé a mi marido para contarle con todo lujo de
detalles la terrible experiencia por la que terminaba de pasar. Lo
primero que me preguntó es si era el mismo que la noche anterior.
Ante lo que me pareció la pregunta más estúpida del mundo mi
respuesta fue el resultado de varios minutos de gran tensión
acumulada, es decir, que le eche un bufido monumental y le contesté
que no se me había ocurrido preguntárselo. Horas después caí en
la cuenta que yo también había tenido el mismo pensamiento que mi
marido y que una de las primeras cosas cosas que pasó por mi mente
al salir de aquella ducha fue si el bicho era el mismo que el
visitante de la noche previa. Llegué a la conclusión de que no,
este último me pareció más pequeño.
</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Con las mismas
volvimos a llamar al Hombre Lobo y le hicimos regresar a cazar al
nuevo inquilino. El profesional de <span style="font-style: normal;">«</span>pest
control<span style="font-style: normal;">»</span> llegó con una caja
más acorde al tamaño de un «bat» que las que la noche anterior
trajeron la <span style="font-style: normal;">«</span>patrulla de los
cazabats<span style="font-style: normal;">»</span>, pero el resultado
fue el mismo porque el «bat» había desaparecido otra vez sin dejar
rastro. El Hombre Lobo me aconsejó que dejara la ventana abierta
todo el día y que cuando hubiera anochecido la cerrara. Él estaba
seguro que así saldría de nuestras vidas porque es al anochecer
cuando salen para cazar y era imposible que se resistiera a su
instinto de supervivencia y caza. Además, me aseguró que el sábado
acudiría con su amigo hiperexperto en echar bichos de las casas y
abrirían el agujero y volverían a revisar el ático en busca
murciélagos.
</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
No habían pasado ni
cuatro horas cuando en una incursión al baño de mi habitación en
busca de algodón encontré revoloteando torpemente en el suelo el
tercer murciélago. Huí como alma que lleva el diablo y salí de la
habitación dando un portazo. Decidí no llamar esta vez al Hombre
Lobo y esperar a la noche para ver si la teoría del mozo se
convertía en solución probada.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2m86QVdMfpYpXzKQEKgfKHnu_Kc9POoY3wtONRP8JiUKHKI8ddO2oevvN_ZSsiXooj5777nf5_VkQko835mB1UmQWwiSrfqTPPKxmH1Nzhq00stYNJgnsIdzCrI00bw59uFDloKvaJV0/s1600/IMG_3235.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2m86QVdMfpYpXzKQEKgfKHnu_Kc9POoY3wtONRP8JiUKHKI8ddO2oevvN_ZSsiXooj5777nf5_VkQko835mB1UmQWwiSrfqTPPKxmH1Nzhq00stYNJgnsIdzCrI00bw59uFDloKvaJV0/s320/IMG_3235.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Efectivamente,
pareció haber dado con la solución y los «bats<span style="font-style: normal;">»</span>
parecía que habían desaparecido en la noche. A la mañana siguiente
disfrazada como el Hombre Invisible cuando se ponía indumentaria
para recobrar su presencia me planté en mi habitación para coger
ropa y cosas que necesitaba de aquella estancia. Leí en internet que
había que cubrirse bien el cuerpo y la cara cuando se estaba en la
misma habitación que los murciélagos por si se ponían nerviosos y
atacaban evitar así una fatal mordedura. Yo seguí sus indicaciones
como una alumna aventajada y, ante la incertidumbre de no saber si el
visitante o visitantes habían salido o permanecían allí
escondidos, me tapé de arriba a abajo con lo que tenía a mano. Una
cazadora de cuero, un gorro de lana, los guantes de la nieve, las
gafas para cortar el césped y que no salten ramitas a los ojos y mi
fiel escoba -que dijera lo que dijera internet no iba a dejar atrás
por si la moscas- formaron mi uniforme de trabajo. Ahora ya lo puedo
confesar, a exagerada no me gana nadie, casi muero de asfixia dentro
de aquel uniforme protector improvisado. Recogí lo más rápidamente
que mi ropaje me dejaba lo que quería y dejé <span style="font-style: normal;">«</span>precintada<span style="font-style: normal;">»</span>
la habitación hasta el regreso de mi marido y la vuelta prometida
del equipo de <span style="font-style: normal;">«</span>pest
control<span style="font-style: normal;">».</span><br />
<span style="font-style: normal;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4c4VLLQdKPTh58fl1YkSktJXRs0L4tiWV_FmeUC9CCJWkmyD1MpSKf5BkUI3hVAQth-oFEoWZUcHri-6BOSLy4Gu6B8OQxTaZ07XTnJyti-nzHzPvgStDOLYWpwLqlSx2YqcXnoz1Q2Y/s1600/IMG_3242.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1544" data-original-width="1160" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4c4VLLQdKPTh58fl1YkSktJXRs0L4tiWV_FmeUC9CCJWkmyD1MpSKf5BkUI3hVAQth-oFEoWZUcHri-6BOSLy4Gu6B8OQxTaZ07XTnJyti-nzHzPvgStDOLYWpwLqlSx2YqcXnoz1Q2Y/s320/IMG_3242.jpg" style="cursor: move;" width="240" /></a></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-style: normal;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiq6kU8an0d4m3hOMgDg5kR5YrRFpejcX5rxqf61GDlAdfQyzIlx0il0Kw5bspa7JxOCeBi9aP6N8TD9vZCs3g3NvbSEn7_c0DGbdw-j7xJi4Li8lZGXEj_pWdCa5XEdj_UOyd1Z0AfP0U/s1600/IMG_3243.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiq6kU8an0d4m3hOMgDg5kR5YrRFpejcX5rxqf61GDlAdfQyzIlx0il0Kw5bspa7JxOCeBi9aP6N8TD9vZCs3g3NvbSEn7_c0DGbdw-j7xJi4Li8lZGXEj_pWdCa5XEdj_UOyd1Z0AfP0U/s320/IMG_3243.jpg" width="240" /></a></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-style: normal;"><br /></span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-style: normal;"><br /></span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Durante dos días no
vi nada, pero sí oí ruidos más que sospechosos procedentes del
ático. Cuando mi marido regresó de su viaje, para comprobar si
había visitantes en nuestra habitación, colocó una cámara de
vídeo en el dormitorio conectada a un sensor de movimiento. Su
condición de ingeniero, a veces, es útil en el hogar, y ésta
parecía una de esas ocasiones. Mientras que él instalaba el invento
yo no paraba de despotricar de los murciélagos y juraba que si algún
ecologista me hablaba de necesidad de proteger a esta especie animal
en concreto me lo iba a cargar sin remilgos. Está claro que el
estrés y la falta de sueño por las largas noches en las que
permanecí en vela haciendo imaginarias por si volvían a aparecer
los terribles animalitos y se instalaban en las habitaciones de mis
hijas habían hecho mella en mi ser. Aquella noche me fui a dormir y
dejé a mi marido ultimando la elección de la música que sonaría
en el caso de que hubiera movimientos en el cuarto. Por unanimidad
con las niñas eligieron una sintonía fantasmagórica.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
A la mañana
siguiente se personaron en casa el Hombre Lobo y su amigo súper
experto. Esta vez tampoco podía dejar de alucinar con lo que estaba
viendo. El amigo súper experto era el vivo retrato de una rata hecha
humano, una rata simpática, pero una rata. Como mi marido no estaba
les conduje yo al dormitorio y les conté las últimas novedades de
nuestra aventura para ponerles al día. Nada más entrar en la
habitación saltó el detector de movimiento, claro está. Y el susto
que se pegaron los pobres al oír la macabra musiquilla fue
mayúsculo. Después de explicarles lo que pasaba, mientras yo
hablaba sin parar, la melodía saltó varias veces, básicamente cada
vez que yo gesticulaba en la conversación, y eso fueron muuuuuchas
veces. Creo que no se enteraron mucho de lo que les dije porque les
vi más pendientes de la música tenebrosa que de mi exposición de
hechos.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Mi marido llegó
para darme el relevo mientras yo llevaba a mis hijas a unas clases
extraescolares. Cuando volví el equipo de <span style="font-style: normal;">«</span>pest
control<span style="font-style: normal;">»</span> ya se había ido, y
no lo hizo solo. Resulta que en el ático había un <span style="font-style: normal;">«</span>baby-bat»
que afortunadamente esta vez sí encontró el Hombre Rata. Si no la
llega a encontrar su destino habría sido la muerte por falta de
alimento. Le pregunté a mi marido si había visto a la cría y me
dijo que no, que se limitó a decirles cómo había leído en
internet que se cazaban los murciélagos y se les despegaba del lugar
en el que estaban agarrados si era necesario. Al parecer ninguno de
los dos integrantes del equipo se habían enfrentado nunca a una
situación así y no sabían qué hacer ni se les ocurrió mirar un
tutorial en You Tube de cómo actuar. Según me contó mi marido,
tras un rato de miradas entre los dos para ver quien se decidía a
cogerle, el Hombre Rata se arrancó y siguiendo las indicaciones de
mi esposo rescató a la cría. Tampoco sabían muy bien qué hacer
con ella. Una vez más fue mi marido quien les sugirió que quizás
habría algún centro de adopción de animales huérfanos donde
llevarle puesto que es una especie en extinción. Al oír el consejo
se acordaron de un amigo que trabajaba en un centro así y pusieron
rumbo a él. Nunca sabremos si nos lo dijeron para dejarnos
tranquilos y como muestra de que son fieles cumplidores de la ley
pero en realidad soltaron al <span style="font-style: normal;">«</span>baby-bat»
en cualquier bosquecillo de los muchos que hay o si, por el
contrario, nos dijeron la verdad y le llevaron con su amigo. Como en
la película <i>La vida Pi</i>, prefiero creer la segunda opción
porque he de confesar que al final me solidaricé con la familia de
«bats» destruída y me dan mucha pena. Deduzco que la historia
Disney que se desarrolló en nuestro ático fue la historia de una
familia de «bats» -papá, mamá y bebé- que vivían allí
felizmente hasta que cerraron los agujeros del tejado por los que
salían. Papá y mamá se fueron en busca de un nuevo camino para
salir al exterior y poder así conseguir comida para ellos mismos y
para su retoño que esperaba confortablemente en su nido. Pero un día
no regresaron porque alguien muy malvado les dio con la ventana en
las narices y les impidieron el acceso al interior. Los padres
perdieron a su hijito y su hijo, además de casi morir de hambre, se
quedó huérfano. </div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7IMmKlhaT_ZE7pzJWIpS34X9pBzUfFeYhZmU5T44d8uCXUj3MawAV5CUrx1ZT5XzkCykhDld9_n_WAliw66Z4CVH7yP4pga-IXcalUw9PXK6I_yzd_Ea_6cwkRIpVXT7HY2GxYV6l8tQ/s1600/IMG_3200.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="922" data-original-width="750" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7IMmKlhaT_ZE7pzJWIpS34X9pBzUfFeYhZmU5T44d8uCXUj3MawAV5CUrx1ZT5XzkCykhDld9_n_WAliw66Z4CVH7yP4pga-IXcalUw9PXK6I_yzd_Ea_6cwkRIpVXT7HY2GxYV6l8tQ/s320/IMG_3200.jpg" width="260" /></a></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Mi marido me contó que fue incapaz de mirar dentro
de la caja por pena hacia el animalito -o ¿sería por asco, y no
me lo quiso reconocer?-. Yo, por mi parte, y pasados los malos
ratos que viví, me he vuelto más comprensiva con los «bats».
Ahora los veo más <span style="font-style: normal;">«</span>humanos<span style="font-style: normal;">»</span>
y ya no quiero matar a ningún ecologista que me intente convencer de
la importancia de protegerlos. Ahora yo me he vuelto ese ecologista,
pero eso sí, que los murciélagos monten su ecosistema fuera de mi
habitación, por favor.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwS9CrJ0cgwS8F-LBah-DyJKo2nuTtPboQ1mo5nJ9AOT-jJLyYcH05GcgR0QS-RAlhLLTqxJNg_Va6kznozqP_nLborXYJo9pUSZFqOixZwVUCq1tcA5t7bTL7NnqghUJbH-U3NI7MzLI/s1600/IMG_3975.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1182" data-original-width="1600" height="236" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwS9CrJ0cgwS8F-LBah-DyJKo2nuTtPboQ1mo5nJ9AOT-jJLyYcH05GcgR0QS-RAlhLLTqxJNg_Va6kznozqP_nLborXYJo9pUSZFqOixZwVUCq1tcA5t7bTL7NnqghUJbH-U3NI7MzLI/s320/IMG_3975.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
Tira cómica hecha por mi hija.</div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<br />Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-27362686294432995552018-06-12T00:51:00.001+02:002018-06-14T03:01:08.398+02:00La trastienda del freelanceLa vida privada siempre afecta al trabajo. Y en mi caso vaya si me ha afectado... Hace mucho tiempo que mi blog no tenía una entrada. ¿El motivo? Mis mudanzas en los últimos años. La última vez que escribí en este blog vivía en Madrid. Desde entonces he vivido en Estocolmo, Dallas y ahora New Jersey. He seguido escribiendo, pero mis compromisos laborales y mi frenética actividad como ama de casa que se tiene que adaptar a culturas, ciudades y casas distintas ha pasado factura a mi amado blog.<br />
<br />
Pero hoy, por fin, he encontrado el tiempo para escribir una entrada sobre algunas de las “miserias” cotidianas de la trastienda a las que nos enfrentamos
los aguerridos trabajadores independientes. La libertad que ofrece no estar en un entorno laboral tradicional implica una mezcla indisoluble de las dos facetas de la persona: la laboral y la personal.<br />
<br />
Como dicen en teatro, ocurra lo que ocurra, la función debe
continuar, aunque entre bastidores se esté produciendo cualquier
tipo de imprevisto o catástrofe.
<br />
<br />
Si además de ser freelance se es ciudadano del mundo, como es mi
caso, la fórmula trabajo-vida pasa a ser un batiburrillo
difícilmente predecible. Vivir fuera de tu país es enriquecedor y
toda una experiencia, no lo niego. Y sí, soy una afortunada. Lo sé.
Pero no es una tarea sencilla.
<br />
<br />
Hasta que comencé a mudarme a otros países y ciudades, las cosas
que me ocurrían tras las bambalinas eran relativamente sencillas de
“torear”. La niña se ponía malita, el piso se inundaba por una
rotura de tubería, la wifi dejaba de funcionar sin motivo y los
operadores pasaban de mi, una crisis de piojos obligaba a poner en
estado de excepción la casa y lavar concienzudamente hasta el último
peluche… Pero cuando empezamos a movernos fuera de las fronteras
españolas ya no fue tan fácil.
<br />
<br />
Las experiencias suecas tuvieron sus puntos, pero fueron una
versión light si las comparo con lo que está siendo la aventura
americana. Afortunadamente, suelo trabajar con antelación para
minimizar los riesgos de no llegar a una entrega por alguna
eventualidad. Y, además, cuento con jefes comprensivos que me
facilitan todo lo que pueden mi doble tarea vital. ¡Menos mal! Si no
llega a ser por mi sentido de la planificación (clave en esto de ser
profesional independiente, creedme) y por la empatía de mis
superiores, seguramente no habría superado laboralmente estos meses.<br />
<br />
¿Pero qué le ha pasado a esta mujer?, os estaréis preguntando a
estas alturas del post. Pues al aterrizar en USA, casi todo. Hay una serie de anuncios de
una compañía de seguros muy famosos en Estados Unidos y que están
protagonizados por un Alberto Mateo, un actor español que pasó un
casting mundial para encarnar el malvado personaje de “La Mala
Suerte”. Son unos comerciales muy divertidos que recomiendo ver a
través de YouTube (<a href="https://www.youtube.com/watch?v=1U3eXSMsGcI">https://www.youtube.com/watch?v=1U3eXSMsGcI</a>).
Mi marido y yo hemos llegado a la conclusión de que podríamos
completar el elenco hispano de estos anuncios y ser junto con nuestro
compatriota los protagonistas de la siguiente serie. La productora se
ahorraría dinero, sin duda, porque los guionistas rebajarían
muchísimo su tiempo de trabajo ya que sólo tendrían que adaptar
nuestras historias, nada de dedicar tiempo a buscar nuevos
argumentos. Y además, a la compañía de seguros le aportarían un
valor añadido al dotar de veracidad las historias que cuentan porque
podrían poner en subtítulos aquello de “basado en hechos reales”.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8aCHtI_dafWAfhLXLaWGTsoDbYk7HPODUQqr7pNMlBlkHd4o89ePloC6yziWSsPEpe_7bbVxBQXolxWSi5wkg_EnR3ygaNPBPaDL62KQ0lED-1x2Ka1lrhIrj1uLCB0EdJprd4ePut0s/s1600/Estatua.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="960" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8aCHtI_dafWAfhLXLaWGTsoDbYk7HPODUQqr7pNMlBlkHd4o89ePloC6yziWSsPEpe_7bbVxBQXolxWSi5wkg_EnR3ygaNPBPaDL62KQ0lED-1x2Ka1lrhIrj1uLCB0EdJprd4ePut0s/s320/Estatua.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Nuestro paso por Dallas se puede calificar de inolvidable. La primera de nuestras calamidades fue el golpe número uno que
tuvimos con el coche. Un susto a la salida de una gasolinera del que
no tuvimos consecuencias físicas aunque el auto quedó con una
puerta incrustada hacia dentro. La culpa no fue realmente de ninguno
de los dos conductores, fue la falta de iluminación y la mala
visibilidad del punto en cuestión, algo muy habitual en las
carreteras de la zona.<br />
<br />
Las peripecias con el coche no terminaron ahí. Unas semanas
después, cuando nos encontrábamos iniciando unas pequeñas
vacaciones para conocer el área de Austin y San Antonio, empezamos
el viaje de forma nuevamente accidentada. Esta vez fue un golpe por
detrás en un momento de atasco acordeón. La conductora del coche
que nos embistió iba mandando mensajes de texto por el móvil y no
frenó a tiempo. Unos minutos antes nos libramos de otro golpe
similar, yo lo pude ver por el espejo retrovisor, el conductor iba
hablando por el móvil. Pero a la segunda, fue la vencida. Y es que
las autoridades tejanas no deben haber procesado aún que no es buena
idea permitir hablar y mensajear por el móvil mientras se conduce.
Nuevamente no tuvimos que lamentar daños físicos y nuestro coche no
sufrió mucho daño, el suyo quedó siniestro, por lo que pudimos
continuar viaje.<br />
<br />
Pocas semanas después nos alcanzó en la carretera una tormenta
con granizos del tamaño de huevos cuando estábamos a punto de
llegar a nuestra casa. Las piedras de hielo que cayeron rompieron el
techo solar de mi coche y marcaron toda la chapa. Menos mal que los
cristales aguantaron lo suficiente para no desplomarse sobre nuestra
cabeza y permitir que alguna de aquellas piedras heladas nos hubieran
golpeado, porque no había lugar en el que parar y refugiarse hasta
no llegar a la seguridad del hogar.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTnlamC_dI5H_Dqn3Ll1mBs02t5kqFGqKH1tNeubMLFEpvYjGs7O1McAIH2B4A0Db6ZuSC1zjBLUWL1vojWQUtbeU7lsixudeYOYvFkbB4YvwVBgMoUK0DgoRUPPiAlGY-4-IHdGObUgc/s1600/dallas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="310" data-original-width="550" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTnlamC_dI5H_Dqn3Ll1mBs02t5kqFGqKH1tNeubMLFEpvYjGs7O1McAIH2B4A0Db6ZuSC1zjBLUWL1vojWQUtbeU7lsixudeYOYvFkbB4YvwVBgMoUK0DgoRUPPiAlGY-4-IHdGObUgc/s320/dallas.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
El clima de Dallas es muy particular. La gran llanura en la que se
encuentra hace que el viento corra mucho y arrastre partículas de
polen desde muchísimos kilómetros a la redonda. Además llueve
mucho y las temperaturas fluctúan con facilidad. Todas estas
circunstancias hacen que éste área esté catalogada por los
expertos como la peor para las alergias de todo Estados Unidos. Y doy
fe, es totalmente cierto. En casa hemos tenido una explosión de
alergias medioambientales. En mi caso además se complicó con una
implicación de los alimentos que hizo que me brotara una especie de
alergia alimenticia falsa y que me llevó a un presunto shock
anafiláctico. Al ponerme la adrenalina, pensando que me estaba
muriendo, se desencadenó todo el protocolo de salvamento que implica
la llegada del punto en el que estés de los servicios de bomberos,
emergencias y policía. Cuando mi marido entró en casa se la
encontró invadida por un ejército de musculosos agentes de
distintos cuerpos. Mi hija mayor aún no ha superado el trauma de ver
aquel espectáculo de luces y sirenas que deduzco que, durante días,
fue la comidilla del barrio residencial en el que vivo. Supongo que,
al igual que en las películas, los vecinos presupondrían que lo que
ocurrió en la casa de “los nuevos” fue algo relacionado con
malos tratos o drogas. Lo positivo de aquel día es que descubrí por
fin dónde se encuentran los “tíos buenos” americanos que
equivocadamente pensamos que son los habitantes medios de Estados
Unidos. Mi conclusión es que deben estar todos en los servicios de
emergencias, bomberos y policía. Y es que, por muy mal que me
encontrara en aquel momento, el sentido de la vista no lo perdí en
ningún segundo.<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixDKwFLJDAkQkRicdNG7YmgHtFRLa8T-j2FFGwMEs3BVRQsc-LQUsURZhgHvAseo1tj7bbsxlIY4sZvciOuaVTVfBkJm6p_1IglVnDa5BRz51ZLwAJbnkdM_HdCVo61neFWsl4miwzttA/s1600/Dallasnuria.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="720" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixDKwFLJDAkQkRicdNG7YmgHtFRLa8T-j2FFGwMEs3BVRQsc-LQUsURZhgHvAseo1tj7bbsxlIY4sZvciOuaVTVfBkJm6p_1IglVnDa5BRz51ZLwAJbnkdM_HdCVo61neFWsl4miwzttA/s320/Dallasnuria.jpg" width="240" /></a>Otra gran situación que vivi en tierras tejanas fue una colonoscopia
de revisión y una endoscopia relacionada con el tema de las alergias
que tuve que hacerme. El médico que me las realizó es un encantador
galeno mexicano que tuvo la deferencia de ponerme boleros,
concretamente el acertado tema “Reloj no marques las horas”,
mientras la anestesia hacía efecto y me dormía plácidamente. Qué
no cunda el pánico, la colonoscopia salió perfecta, y en la
endoscopia me quitaron tres pólipos que resultaron ser benignos.
Pero confieso que pasé unos días agobiadilla hasta que me dieron
todos los resultados.<br />
<br />
Mientras todo ésto sucedía, unas cuantas plagas bíblicas de
arañas, bichos voladores nocturnos no identificados, hormigas e
insectos varios acudieron a nuestro nuevo hogar. Una amiga americana
me recomendo a su “bug guy's” de confianza, Greg, y allí que
rápidamente contacté con él para que eliminara cuanto antes de
nuestra vida aquel ejército de bichos que nos invadían. Greg, “el
tipo los de bichos” es un americano simpático y de aspecto
bonachón. Es alérgico a las avispas aunque no duda en cazarlas al
vuelo con un alicate y darles así matarile mientras sonríe y te
cuenta que siempre lleva la adrenalina en el coche por si la
necesita. Hace su trabajo a la perfección porque fui recogiendo diariamente cadáveres por la casa de todo bicho
ex-viviente. Su secreto no lo conozco, yo lo único que sé es lo que
vi el día que nos visitó. Al más puro estilo exorcista esparcidor
de agua bendita, fue diseminando un líquido por dentro y por fuera
de la casa.<br />
<br />
El traslado a New Jersey fue mucho más tranquilo, pero no por eso falto de aventuras. De momento pongo un “To be continued...” porque si no este post va a ser más largo que el 'Ulises' de James Joyce.<br />
<br />
<br />Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-57764334170846794322015-03-18T15:25:00.004+01:002015-03-18T15:25:40.366+01:00ObviedadesNo es que yo sea especialmente escatológica, de verdad. Es más, diría que soy cero escatológica, no me gustan nada los chistes de culo, pedo y pis. Pero entiendo que pueda parecer lo contrario porque ya he escrito alguna entrada sobre temas relacionados con el wc. Pero no son escenas que yo vaya buscando, son ellas las que me buscan a mi. Están ahí, y no puedo ignorarlas.<br />
<br />
La última ha sido esta semana. ¿El lugar? El cuarto de baño de una biblioteca pública, pero podría haber sido en cualquier otro sitio, nada tiene que ver con el templo de la cultura.<br />
<br />
Al entrar inmediatamente captó mi atención este cartel:<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnoSSDIpjDjj78AiQkm9wAEnulVk2w3jrgDYnNSwQFD7hwq7X3WZnPiH8o4Xe7IRLsQbP3wVHm-6sKDVjZ2zNrLvZLIv_eQG6fpzhdsAwT5bm5LnbaCklbhMKnCM0b7vDdpJcTwv_ljBU/s1600/bano.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnoSSDIpjDjj78AiQkm9wAEnulVk2w3jrgDYnNSwQFD7hwq7X3WZnPiH8o4Xe7IRLsQbP3wVHm-6sKDVjZ2zNrLvZLIv_eQG6fpzhdsAwT5bm5LnbaCklbhMKnCM0b7vDdpJcTwv_ljBU/s1600/bano.jpg" height="199" width="320" /></a></div>
<br />
Me gustó mucho el giro gramatical que utilizó el redactor. ¡Qué delicadeza utilizando el lenguaje!. Obvio que es por razones de higiene, pero sobre todo es por razones de educación y respeto al prójimo. Podría haber puesto algo más contundente y menos eufemístico como "No sean guarros y mantengan limpio el servicio" o "Sean cívicos y mantengan limpio el servicio" o "En su casa no dejarían el servicio hecho una guarrada, pues aquí tampoco".<br />
<br />
Bueno, pues eso, que cuando vayáis a un servicio público, "por-favor", "por-razones-de-higiene", "porque-sí", no seáis cochinos y tened una actitud colaborativa para no enmugrecer más de la cuenta el toilette.Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-7436967914805516462015-02-27T14:23:00.003+01:002015-02-27T14:23:23.955+01:00De vacunas, Doulas, partos y lactancia<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
Llevo toda la mañana intentando documentarme correctamente para
poner cifras al sentido común. Termino de tirar la toalla. No soy buena con los
números ni las estadísticas. Nunca lo he sido. Además, son muy engañosas porque
se pueden mal interpretar erróneamente o con intención. Desde luego mi caso
sería erróneamente, ya lo he dicho, soy de letras, no de números.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Esta semana he leído varias noticias y
comentarios por Facebook que me han preocupado e indignado bastante. Creo que
soy muy afortunada por vivir en un país del Primer Mundo, con sus luces y sus
sombras, que las hay. Pero honradamente no me gustaría ser una mamá de un país
del Tercer Mundo, ni de uno en vías de desarrollo. Repito me considero UNA
AFORTUNADA y no sé a quién tengo que darle las gracias, si a mi Karma o a un
Dios de las alturas, pero se las doy de forma impersonal a quién o qué
les corresponda.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
El dicho ese de "cualquier tiempo
pasado fue mejor" no va conmigo. Si tuviera que elegir uno anterior o
quedarme con el que vivo, con mi aquí y mi ahora, no lo dudaría, me quedaría
con mi ahora. Ese es mi caso, que no digo yo que sea el de todo el mundo. Como
dice sabiamente mi amiga María "cada uno es cada uno, y tiene sus
caunás".<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Uno de los temas que han soliviantado mi
ánimo ha sido el de la controversia de la vacunación. Estos días ha saltado
nuevamente por la muerte en Alemania de un niño de año y medio por sarampión.
Una corriente en contra de la vacunación argumenta que las vacunas sirven de
poco y su única función es enriquecer a la industria farmacéutica. No creo que
esta teoría convenza a los padres que han visto a sus hijos morir o con graves
secuelas por enfermedades que más tarde han podido ser combatidas gracias al
desarrollo de una vacuna.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Otro de los temas es el de las Doulas. El
Consejo General de Enfermería ha publicado el "Informe Doulas" en el
que denuncia su intrusismo profesional hacia la profesión de las matronas y los
riesgos que pueden derivarse. Una de las consecuencias inmediatas ha sido
reavivar la polémica sobre la instrumentalización de los partos y las bondades
de dar a luz en casa. Y no puedo con ésto. Me revelo. Posiblemente muchos van a
pensar que soy una reaccionaria. Pero yo me considero una moderna.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
He parido en España y en Suecia. Sí, en
Suecia también. En el país soñado para ser madre. En los dos países parí en la
sanidad pública. Y he de decir que... tachán... se pare prácticamente igual
aquí que allí. Volvería a parir en cualquiera de los dos lugares. En uno se
hacen mejor unas cosas, y en el otro otras. No voy a entrar en detalles que
esto se alargaría como La Odisea o como una historia de mili y no es plan. Sin
embargo, diré que si tuviera que elegir me quedaría con España. ¿Sorprendidos,
no? ¿Qué por qué? Pues porque aunque los dos fueron partos instrumentalizados,
sí el sueco también, el español fue un poquito más instrumentalizado aún.
Vamos, que yo me sentí más segura y algunos detallitos como que mi hija sueca
se cagó literalmente en mi torso desnudo mientras disfrutábamos de nuestro
primer piel contra piel y nadie me limpió a excepción de mi marido con unas
toallitas húmedas que habíamos llevado casualmente nosotros, pues hacen que me
gustase más el nacimiento de mi hija española.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
El parto español fue largo y duro. Treinta
y dos horas porque me lo provocaron por mi seguridad y por la de mi hija. Sí,
fue así. No lo dudo ni por un momento porque confío en la profesionalidad del
personal sanitario que llevó mi embarazo y mi parto. No digo que no haya algún
garbanzo negro, que en todas las profesiones los hay. Pero no son la mayoría.
La mayoría son personas que se forman durante años para asistir a mamás y bebés
de la mejor forma posible en cada caso. En 32 horas de parto pasaron varios
turnos de matronas, enfermeras, auxiliares y tocólogos. Solo dos de estas
personas fueron poco atentas a mis necesidades y temores. ¿Qué se le va a
hacer?, un mal menor si tengo en cuenta todo el amor y la atención que me
brindaron el resto. <o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Uno de los mejores aliados que tuve en
aquel parto fue la tecnología. Y no me refiero a los SMS, que por entonces el
WhatsApp no existía. Fueron los monitores que controlaban que mi hija no estaba
experimentando sufrimiento fetal aunque yo me estaba retorciendo de dolor con
las contracciones por un problema que tuve con la epidural. ¡Ojala hubiese
funcionado la epidural en mi caso y no hubiese tenido que parir con tanto
dolor! Comadronas y tocólogos estuvieron aguardando para ver si podían evitar
la cesárea que parecía casi la solución final. Pero no, pudieron evitarla. Mi
hija nació de parto natural. Grandes profesionales, gran seguridad.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Siempre me acordaré de la matrona que me dio
el curso de preparación al parto. Era una mujer bastante desagradable de trato.
De esas que nos causan miedo a todas las embarazadas y de las que dan fama
terrible a su profesión. Era mayor y con mucha experiencia. Había estado años
en un gran hospital madrileño. Ya digo que invitarla a casa a tomar un café no
se me habría ocurrido en la vida. No teníamos nada en común. Y sin embargo, he
de reconocer que nos dio un curso fantástico. Nos enseñó como cuidar a los
bebés sin ñoñerías, pero correctamente y con cariño. Nos dio muchos y buenos
consejos. Sabía de lo que hablaba. Su experiencia estaba ahí, aunque no su
empatía. Recuerdo especialmente dos frases. Una fue: "una madre nunca sabe
la fuerza que tiene hasta que no tiene que sacarla. Y es infinita." Y la
otra: "Que no os coman el tarro. Más vale una cesárea de más, que una de
menos. Los partos no son una ciencia exacta, y hay que tomar decisiones rápidas.
La vida va en ello".<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Mis abuelas parieron en casa todos sus
hijos. Y fueron unos cuantos. Una de mis tías literalmente se crio entre
algodones. Fue prematura y no existían las incubadoras. Estoy segura que mi
abuela habría preferido una incubadora de las de enchufe y lucecitas que los
algodones. Mi bisabuela vió morir a varios de sus hijos por enfermedades que
hoy tienen vacunas. No puedo preguntarlas, pero mi instinto de nieta y las
historias que he oído contar a mis padres me dicen que ellas habrían preferido,
como yo, partos instrumentalizados.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Mi madre es una mujer de transición. Su
primer hijo nació en casa. Su Doula fue su abuela, mi bisabuela. Sus comadronas
las vecinas y su suegra, mi abuela. Y el tocólogo y neonatólogo el médico del
pueblo. Mi hermano llegó a este mundo en casa. Mi hermana y yo en hospital. Mi
madre, al igual que yo, prefiere el hospital. Se sentía más segura e igualmente
bien tratada y querida. <o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Como decía al principio me hubiese gustado
escribir este post con datos numéricos exactos, pero no he podido. Perdón por
incompatibilidad con las matemáticas. Lo que es incuestionable aunque no dé el
dato exacto, es que la mortalidad infantil, perinatal y la de las madres en el
parto ha descendido muchísimo en el último siglo. Por eso... como gráficamente
expresaba otra buena amiga, Pilar, durante su parto... "viva el señor
Epidural". A lo que yo añado, ¡viva el parto instrumentalizado! y ¡vivan
las vacunas!.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 107%;">¡Ah!, por cierto, esto lo digo bajito, que me da
un poco más de miedo aún que toda la reflexión que acabo de soltar, pero es que
también va al caso de lo mismo y si no lo digo, reviento... yo he dado
lactancia materna a mis hijas hasta los 6 y los 10 meses, momento en el que por
consenso madre hija decidimos dejarlo, ellas porque estaban ya cansadas y no
hacían más que jugar con los pezones y yo porque estaba dolorida de sus
mordisquillos. Pero si no hubiera podido, y digo bien "po-di-do" les
habría dado biberón sin sentirme culpable ni mala madre. Y tampoco juzgo a las
madres que optan por no seguir la lactancia materna porque como dice
María...."cada uno es cada uno, y tiene sus caunás"</span>Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-18619117049528478862015-02-14T00:00:00.000+01:002015-02-14T00:35:33.305+01:00El engaño de la mujer 2x1<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
A veces siento que me voy a volver loca y que no entiendo nada de
nada en la vida. Pienso mucho en mis abuelas. A una no la conocí, y a la otra
muy poco, por eso nunca les pude hacer preguntas metafísicas que me han ido
surgiendo con la edad. ¿Se sentirían ellas como yo o no se cuestionaban tantas
cosas? Cuando me imagino su vida las veo trabajando muy duramente para criar
varios hijos. Sin lavadoras, sin lavavajillas, sin compra a domicilio, sin
calentador de agua, sin calefacción... cuidando hijos y marido... Su trabajo
era ser<span class="apple-converted-space"> </span><i>ama de casa.</i><span class="apple-converted-space"> </span>Un trabajo duro, esclavo, no
remunerado, la mayor parte de las veces no agradecido, sin horarios ni
derechos, sólo deberes.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Los años han pasado, las mujeres hemos
conseguido conquistas sociales y laborales después de mucho luchar por nuestros
derechos. Las nietas de nuestras abuelas, nosotras, tenemos otra vida. Hemos
estudiado, nos hemos formado, trabajamos en empresas o como autónomas... y todo
eso sin abandonar nuestra condición intrínseca de mujeres y madres. ¡Cómo
molamos! Hemos cogido la oferta, oiga, un 2x1. Ahora somos<span class="apple-converted-space"> </span><i>ama de casa</i><span class="apple-converted-space"> </span>y<span class="apple-converted-space"> </span><i>trabajadoras
fuera del hogar</i>. Sin restar, añadiendo. Sí señor. Pero a mi molar tanto me
está dejando <i>agotá</i>, y no termina de
convencerme este cambio, la verdad.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Cuando lo pienso un poco me da la
sensación que en vez de ir mejorando nuestra situación, vamos poco a poco
empeorándola y como sigamos así vamos a terminar peor que nuestras abuelas.
Hace unos años las mujeres se fueron incorporando al mercado laboral fuera de
casa. Es obvio que si no estás en casa todo el día no puedes hacer galletas
caseras, tortilla de patata cocinada con la receta ancestral de la familia,
lavar picos y pañales, dar el pecho hasta los dos años, planchar la ropa, hacer
disfraces y no ser vivienda habitual de las pelusas y el polvo. Es que no se
puede ni muriendo en el intento. Que no se puede, joder. No hay tiempo. El día
tiene 24 horas. Y si como decía antes, nuestras abuelas solo se dedicaban a esos
menesteres y no paraban, ¿cómo lo vamos a hacer nosotras si además añadimos a
esta fiesta femenina una jornada extra-casera de 8 horas? La respuesta es bien
conocida por todos, claro: no dormimos. Pero evidentemente, eso no es posible.
Dormimos poco, pero algo necesitamos. Y además, así nos pasa, que vamos<span class="apple-converted-space"> </span><i>arrastrás<span class="apple-converted-space"> </span></i>todo el día.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
¿Cuál es la solución? No lo sé. Hoy no voy
a entrar a valorar el tema del reparto de tareas con la pareja en la casa. Eso
da para varios post. Y tampoco creo que sea la solución completa. Es sólo una
parte de la solución. Porque no hay que olvidar que no todas las mujeres viven
en pareja, pero sí que todas tenemos las mismas necesidades y problemas. Unas
en mayor medida que otras, dependiendo sobre todo de si se tienen hijos o no.
Pero todas somos víctimas de la misma trampa. Por lo tanto, vamos a ver qué
podemos cambiar nosotras. A mi lo primero que se me viene a la cabeza
es que seamos menos exigentes con nosotras mismas y con las demás. No nos presionemos más. Vivimos en
el mundo que nos ha tocado vivir y hay que adaptarse al medio, chicas. No pasa
nada por comprar las galletas y la tortilla en el súper. Ni por usar pañales
desechables. La leche en tetra brik también es nutritiva. La arruga es bella.
Los disfraces del chino molan y las pelusas y el polvo decoran
mucho.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
La próxima vez que en el café de la mañana
las compañeras saquen pecho y presuman de lo increíblemente calientes y cómodos
que son los calcetines que han tejido a su querubín con la lana ecológica que
tuvieron que ir a buscar a la recóndita tienda de un pueblo perdido en la
sierra, saquemos pecho y digamos con orgullo: "pues yo le compré a mi
Pedrito unos en el Lidl por tres euros que están muy bien. Y después me tiré
toda la tarde leyendo". No nos dejemos apabullar por las de nuestro mismo
género. Venzamos a la ansiedad y no caigamos en la tentación de hacer las
lentejas a fuego lento. Abramos una lata de Litoral. Y por supuesto, no
juzguemos a la vecina por detalles como estos. Vamos a querernos todas de
verdad. La revolución 2.0 de las mujeres tiene que llegar. Y somos nosotras las
primeras que hemos de cambiar nuestra mentalidad.Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-12072270965320090882015-02-06T12:51:00.004+01:002015-02-06T12:53:27.482+01:00Pequeños Wert no confesos<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
Dadas las altas cotas de impopularidad que merecidamente, en mi humilde opinión, ha conseguido el ministro de Educación, José Ignacio Wert, pocos
insultos más hirientes se me ocurren que decirle a alguien "tú eres un
Wert". Creo que casi nadie me contestaría algo así como
"y a mucha honra". Lo más seguro es que me lanzasen algún otro
insulto y/o escupitajo al tiempo que proclamaran mi locura y su más absoluta
sorpresa ante mi acusación.</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Bien, pues aún sabiendo que voy a recibir
una avalancha de "piropos" y encendidas defensas allá voy, y además,
en plan comunal y generalizado: "una alarmante mayoría de la sociedad
española sois pequeños Wert no confesos". La educación en España, en
general, y eso no quiere decir que no haya honrosas excepciones, es una<i> mi....
y lo que sigue</i>, como dice mi hija. Y como no se cambie el chip pronto, más que lo
va a ser.</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
El culpable no solo es Wert; ni los votantes del PP tienen la
exclusividad de ser los responsables del penoso sistema educativo que tenemos.
Ya se sabe que la culpa está soltera porque nadie la quiere. Sin embargo, si observamos
lo que pasa mirando un poquito más allá de los titulares de los periódicos, de
las tertulias de radio y televisión, de las conversaciones de bares y de las
reuniones sociales yo diría que, en este caso, la culpa se reparte entre
instituciones administrativas, colegios, profesores y padres. Y detrás de cada
una de estas patas de la sociedad hay personas de todos los signos políticos.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Vivimos en un país en el que muchos padres
comentan encantados en el parque "lo duros que son los colegios de sus
hijos" y compiten, sacando pecho, por ver cuál de sus hijos tiene más
deberes por la tarde. Los hay incluso que completan las tareas del colegio con
ejercicios que ellos mismos encomiendan. Otros apuntan a sus hijos a clases de
refuerzo escolar para "motivarles" a estudiar. Yo me pregunto cómo
les sentaría a ellos que sus jefes les impusieran tareas extralaborales para su
llegada a casa. O cómo les afecta tener que llevarse al hogar trabajo del día que
no han podido terminar. O que dirían si la pareja les apuntase a un curso
relacionado con su profesión fuera del horario de trabajo para
"motivarles" más en su campo profesional.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Muchos colegios, independientemente de ser
públicos, concertados o privados, centran su actividad docente en sacar buena
nota en las distintas pruebas de evaluación del sistema educativo. Esa es su
función "quedar bien ante la sociedad" y que los niños aprendan o no
y cómo lo hagan o que estén estresados o no, les da igual.<o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
¿Y los profesores? Pues los hay
implicados, vocacionales, creativos y maravillosos... pero hay muchos también
amargados, obsoletos, vagos, quejicas, frustrados... Este último grupo disculpa
sus grandes carencias en echar las culpas a los demás: a la desidia de los
alumnos, a la falta de recursos, a la escasez de tiempo, a los bajos sueldos, a
la falta de respaldo de los padres... Digo yo que los mismos problemas a los
que se enfrentan ellos se enfrentan otros colegas de profesión como el profesor
de mi hija, que es un docente absolutamente comprometido con los niños y la
enseñanza o César Bona, un profesor del colegio público Puerta de Sancho de
Zaragoza, que es uno de los 50 candidatos del mundo, y el único español, al
Global Teacher Prize, una especie de premio Nobel de los profesores. Su
historia y su método está muy bien explicado en varios reportajes, el último
que he leído es uno de El Mundo que recoge un día de trabajo en su
cole <a href="http://www.elmundo.es/espana/2015/02/02/54ce67d3e2704e3f168b457e.html" target="_blank">http://www.elmundo.es/espana/2015/02/02/54ce67d3e2704e3f168b457e.html</a><o:p></o:p></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
De todas las partes implicadas en la
educación, la que más me altera, lo reconozco, es la de los maestros, porque es
la que recae más directamente sobre los niños. Pasan la mayor parte del día en
el colegio y lógicamente es la pieza más extensa y más partícipe en la
enseñanza. Hace poco comentaba con una amiga profesora la magnífica iniciativa
que había tenido el colegio de mi hija al convertir el cole en el mundo. Cada
clase era un país e hicieron un pasaporte a cada niño. Durante una semana cada
clase trabajó en distintos aspectos de la cultura de ese país. La clase de mi
hija fue Grecia y la convirtieron en una ciudad griega con su templo y todo.
Aprendieron de Mitología, historia, arte... Grabaron un vídeo haciendo un
resumen de los conocimientos adquiridos en el que cada niño de la clase tenía
"su minuto de gloria". El día que les tocaba exponer su país ante el
resto del cole, que clase por clase, iba visitando su aula, los niños iban
disfrazados de habitante de su país y el profesor pasaba el vídeo a los
visitantes al tiempo que sellaba el pasaporte de cada alumno llegado a la
clase/país. Sobra decir cómo se lo pasaron y lo que aprendieron todos y cada
uno de los niños del colegio sobre distintos países del mundo. Esos días, las
clases de matemáticas, lengua, conocimiento de medio... se vieron muy mermadas,
pero ¿realmente importa? ¿perdieron conocimiento reglado o ganaron conocimiento real, capacidad reflexiva, educación, respeto y, sobre todo, ganas de
seguir aprendiendo? Pues bien, cuando le dije a mi amiga profesora que lo mismo
era una buena idea para implantarla en su cole, me contestó con mucho pesar en
sus ojos, que a ella le parecía genial la idea, pero imposible de llevarla a la
práctica porque muchos de sus colegas se iban a negar porque implicaba trabajo
extra que no estaban dispuestos a asumir porque no estaba entre sus funciones
ni acorde a sus retribuciones. Conclusión: el profesor de mi hija y César Bona
son o unos tontos o unos vendidos al sistema por implantar fórmulas educativas atractivas
y diferentes en sus aulas, porque otra cosa... mucho me temo que las
condiciones laborales de estos dos docentes no difieren mucho de las del resto
de profesores. Y aquí también entra el tema de los deberes y el doble rasero de
medición. Claro está que la mayoría de los profesores que argumentan la falta
de tiempo laboral para implantar formas sugestivas de enseñanza y que ni por
asomo consideran la opción de hacer algo al respecto desde su casa, sepultan a
los niños con deberes para el hogar. Como decíamos cuando éramos pequeños,
"chúpate esa".</div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
Por favor, vamos a intentar cambiar esta
situación, pero de verdad. Empecemos por no temera a discutir con los papás petardos que
alardean sobre la excesiva y necesaria disciplina escolar. Combatamos con la
palabra y los argumentos. Exijamos a colegios y profesores los cambios necesarios para una buena
educación de nuestros hijos y no nos quedemos solamente en añorar y envidiar
los sistemas nórdicos, en echar la culpa a Wert y los recortes. Empecemos
por nosotros mismos, mirando qué podemos cambiar<span class="apple-converted-space"><i> </i></span><i>no-so-tros</i><span class="apple-converted-space"> </span>para que los niños aprendan con gusto
y qué armas reales tenemos para luchar contra las injusticias de la educación.<span style="font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-7487640975443158322015-01-30T14:15:00.000+01:002015-01-30T14:15:52.832+01:00Tierra, trágameUtilizo Facebook activamente desde hace años. A través de mi estado hago comentarios, comparto noticias, cuelgo chistes... Cada día leo información de mis amigos, de mis páginas de interés... Es mi comunidad virtual, y me gusta. Gracias a esta herramienta me entero de temas de interés para mi y siento la cercanía de mucha gente a la que quiero y con la que de otra manera tendría mucho menos contacto. Una de las cosas que más gracia me hace son los proverbios y frases inspiradoras que pone la gente. Hay verdaderos especialistas y entusiastas, pero yo no soy uno de ellos. Si alguna me parece especialmente divertida o profunda la comparto, pero poco más. Sin embargo, hoy he decidido convertirme en un "autor" de frase para FB. Veremos cómo me sale. Ahí va:<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<i>"La espontaneidad de un niño es ilimitada, embarazosa y tremendamente divertida. Disfrútala, aunque quieras que la tierra te trague".</i></div>
<br />
¿Por qué me ha dado este arrebato reflexivo hoy? Pues porque la semana ha sido tremenda, en cuanto a intervenciones infantiles se refiere. Todo empezó el domingo pasado. Íbamos de paseo con varios niños y entramos a comprar chucherías. Una de las niñas entabló conversación con el regente de la tienda. Y lo hizo de forma sutil y delicada, como corresponde a sus cinco años de edad. "¿Tú eres chino?", le interpeló con curiosidad y a voz en grito. "¿No se nota?", le contestó en voz baja y contenida el hombre.<br />
<br />
La segunda fecha memorable fue el miércoles. Mis hijas adoran a nuestra portera. Es una mujer cariñosa y que juega mucho con ellas. Tiene una larga melena de color azabache y muy rizada. Habitualmente la lleva recogida en un moño o en coleta. Un par de días antes me la encontré en la calle con el pelo suelto y le comenté que le sentaba muy bien. Ella me dijo que como lo tiene tan rizado se siente mejor si lo lleva recogido, pero que todo el mundo le estaba animando a "soltarse la melena". Ese día, al llegar del parque por la tarde, mi pequeña de tres años se lanzó en una carrera desenfrenada en busca de su amada Pepi. Al verla se paró en seco, y tras una alegre y contagiosa carcajada le espetó: "¿Y esos pelos, Pepi?".<br />
<br />
¡Ay!, ¡estos niños!, ¡vaya ratos nos hacen pasar!... tan buenos y tan malos a la vez. Cuánta solidaridad con otros padres, como por ejemplo con mi hermana, el día que bajó al quiosco de periódicos donde cada día compraban revistas y prensa diaria y mi sobrina, que por aquel momento debía tener unos seis años le dijo al quiosquero a modo de saludo: "¿Eres gay?". Mi hermana, para intentar arreglar la incómoda situación comentó "Es que como terminan de legalizar el matrimonio gay, la niña lo ha visto en la televisión y, claro, siente curiosidad por estas cosas". No sé si fue peor la intervención de mi hermana o no, pero lo que sí sé es que cuando me lo contó me reí mucho y me alegré de no haber estado allí con ellas. La historia en diferido fue igualmente hilarante y me ahorré el momento avestruz, aunque por otro lado, el vivo y el directo no tiene precio.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgHSh3NutjTcFdd31QJPp7bZm2VQTCCdlJH1M4_i5-I73Km3EDacayNHju9VTMqGqQGQS2O1Z3Rf-GoZ8J-viXFPXBWFHWhGc56xptQhGlgA8R_E1ZpWxZm4llpd6Aq2Z5Z_S8GYkCZiM/s1600/vera+provervio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgHSh3NutjTcFdd31QJPp7bZm2VQTCCdlJH1M4_i5-I73Km3EDacayNHju9VTMqGqQGQS2O1Z3Rf-GoZ8J-viXFPXBWFHWhGc56xptQhGlgA8R_E1ZpWxZm4llpd6Aq2Z5Z_S8GYkCZiM/s1600/vera+provervio.jpg" /></a></div>
<br />Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-50182475747215267892015-01-23T13:43:00.000+01:002015-01-23T13:43:13.782+01:00El adicto que todos llevamos dentroQuien diga que no está enganchado a algo en la vida miente. Sí, lo afirmo categóricamente.<br />
<br />
A lo mejor no somos conscientes, pero es así. No me refiero a drogas, sexo u alcohol, eso ya son palabras mayores. Tampoco a tabaco, Candy Crush o WhatsApp, que son palabras medianas. Me refiero a esos pequeños enganches <i>de andar por casa</i> que nos proporcionan un placer cotidiano nada preocupante y sí muy relajante.<br />
<br />
Propongo un ejercicio de reflexión: que cada uno se auto-psicoanalice y vea cuál es su mini-enganche. Las risas están aseguradas, lo prometo.<br />
<br />
Comienzo yo.<br />
<br />
El mío es el mundo de los catálogos de ofertas. Me chifla recoger del buzón general de mi comunidad esos panfletillos publicitarios. Pero ¡ojo!, no todos. Por ejemplo, los de supermercados de comida me aburren muchísimo. Si el de Hipercor es sólo de alimentación allí se puede quedar, pero si trae unas páginas de ropa (que no moda, no nos vamos a engañar) y de decoración, me tiro a por él. Igual me pasa con el de Alcampo o el de Carrefour. ¿Y qué decir cuándo llega el catálogo de Verbaudet o Yves Rocher directamente a mi buzón?. Ese día el cafetito de después de comer ojeando sus páginas me sabe mucho mejor.<br />
<br />
Pero el que definitivamente es el rey para mi y el que me indica que estoy enganchada al mundo de los catálogos es el de Lidl. En papel me gusta mucho y cuando llega a mis manos también lo suelo disfrutar con una taza de alguna infusión. Pero cuando me descubro a mi misma abriendo gozosa el newsletter semanal, al que por supuesto estoy suscrita, y haciendo click en el enlace que te reenvía a su web para conocer las ofertas que se avecinan, constato que soy una especie de yonki de estas publicidades. Y es que a veces, hasta tecleo directamente su dirección para desconectar un rato de mis preocupaciones cotidianas y refrescar mi memoria sobre los productos que ofrecen, por si me hace falta alguno, que son baratos y resultones... o eso me digo a mi misma. Y ahora juzguen ustedes mismos, ¿estoy enganchada o no?.Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-47403983690140039802015-01-16T13:57:00.000+01:002015-01-16T13:57:58.032+01:00Tendencias lingüísticas irritantes¡Feliz 2015! y disculpas a mis seguidores por estas semanas de silencio.<div>
<br /></div>
<div>
Podría echar la culpa a Correos, que en estos últimos meses parece que se ha lucido. Los retrasos en las entregas y las pérdidas de cartas y paquetes son tema de café. Pero no iba a colar, claro, que esto de los post suena mucho a "postal", pero no tiene nada que ver. </div>
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<br /></div>
<div>
Mi excusa son mis hijas y yo misma. Me he dedicado a disfrutar de las 'vacaciones invernales' con ellas. Y digo 'vacaciones invernales' y no 'Navidades' porque hay una tendencia cool basada en la moda idiomática de lo políticamente correcto que parece que ha condenado a reclusión a la palabra Navidad ya que puede herir sensibilidades en aquellos que no son católicos. Y yo no quiero dañar los sentimientos de nadie, que empezamos con una nimiedad como esta y luego nos vamos soltando, soltando... y lo mismo terminamos como los de Charlie Hebdo. </div>
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<br /></div>
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Vale, es posible que se me esté yendo un poco la pinza, o que esté exagerando, pero confieso que esto de la censura lingüística me pone de mal humor. El lenguaje es evolución, pero también es cultura y tradición. Dejemos que evolucione a mejor y no a peor. </div>
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<br /></div>
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Se puede ser católico o no y eso no ha de chocar con el hecho de que culturalmente las vacaciones de invierno coinciden con la celebración en muchos países de tradición católica del nacimiento de Jesús, motivo por el que el 25 de diciembre es día no laboral en muchísimos lugares del globo terráqueo. ¡Pues ya está!, de ahí el nombre "Navidad", derivado de "Natividad", "Nacimiento"... bueno todas esas cosas que los lingüistas explican tan bien. Actualmente, y a lo largo de los años, los días festivos acumulados alrededor de esta fecha han aumentado. Yo recuerdo que cuando era pequeña mi padre sólo se quedaba en casa el 25 de diciembre y el 1 y el 6 de enero. Para de contar. Aún así, ya se consideraba un privilegiado, que mis abuelos ni eso, como mucho el 25 de diciembre y a correr. Bueno, pues simplemente es eso. A este periodo de vacaciones se le dio en llamar "Navidades". Evolución del lenguaje y tradición, a lo que yo añadiría comodidad y belleza, porque con una sola palabra se designa un concepto. "Vacaciones invernales" no está mal, es descriptivo, pero puede ser ambiguo, que en los últimos años muchos países se toman una semanita en el mes de febrero para aprovechar la nieve y también eso son vacaciones invernales, ¿o no?. Ahora que lo pienso, rizando el rizo podemos llamar a las primeras "Vacaciones invernales I" y a las segundas "Vacaciones invernales II". Como además utilizaríamos números romanos que implícitamente van unidos al recuerdo de la cultura griega que es politeista, ningún problema, eso es moderno y no causa susceptibilidades.</div>
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<br /></div>
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Otro ejemplo de que me solivianta es el tema del masculino-femenino de las palabras. El manido tod@s o "<i>'alumnos' y 'alumnas' </i>", "<i>'compañeros' y 'compañeras' </i>", "<i>'perros' y 'perras' </i>"... El lenguaje es machista. Sí. Hay que cambiarlo. Sí. Pero ¿no sería mejor hacerlo de otro modo?, ¿creando nuevos términos, tal vez? Que se pongan de acuerdo los señores académicos de la lengua y abran un debate. Que la sociedad aporte ideas, pero, por favor, mientras tanto y hasta que se llegue a una solución bonita, certera y práctica, nos quedamos como estamos asumiendo que sí, que es machista. </div>
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<br /></div>
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Quizás sea por deformación profesional que esto me da tanta rabia. Yo soy periodista. Escribir una noticia o un reportaje utilizando esas fórmulas es, además de casi inviable, feo. Quedan unos textos larguísimos, sin ritmo... ¿Y en una conversación?... <i>"Hola Maricarmen, ¿qué tal?, ¿dónde vas con tantos y tantas niños y niñas? ¿son amigos y amigas de tus hijos e hijas?". "Hola Pedro, pues ya ves, vamos al teatro con unos compañeros y compañeras de mis hijos e hijas del colegio"</i>. </div>
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<br /></div>
<div>
Hablando el uso de @ es imposible, en el medio escrito no. Podría ser una solución, sí, pero no termino de verlo... demasiado barroquismo tipográfico diría yo. He hecho un par de pruebas, y ahí queda el resultado. El primero es un fragmento de la novela de Camilo José Cela, <i>La Colmena</i>. El segundo un artículo de un suplemento de salud de un periódico.</div>
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<br /></div>
<div>
<i>"(...) - ¡Ya lo creo! ¡Con lo mon@s que son los chinit@s chiquiti@s! Si nosotras no nos privásemos de alguna cosilla, se iban to@s al limbo de cabeza. A pesar de nuestros pobres esfuerzos, el limbo tiene que estar abarrotado de chin@s, ¿no cree usted? (...)"</i>.</div>
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<br /></div>
<div>
<i>"El trabajo, realizado por médic@s de la Universidad de Manchester estudia qué música prefieren escuchar l@s cirujan@s en sus quirófanos, mientras están operando a l@s enferm@s".</i></div>
</div>
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<i><br /></i></div>
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Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-79534621442014035692014-11-21T12:21:00.000+01:002014-11-21T12:29:38.255+01:00¿Sensible o insensible?Estoy preocupada. Siempre pensé que era una persona sensible y empática, pero desde anoche tengo mis dudas. El asunto es que durante toda la semana uno de los temas de conversación ha sido el anuncio de este año de la Lotería de Navidad. Por un lado, la polémica sobre su rodaje y, por otro, el sentir general de lo bonito y entrañable que era este año. Cuando lo vi, me sorprendió. No me pareció ni tan bonito, ni tan entrañable. Todo lo contrario, me pareció bastante falsote y facilón, y desde luego, nada creíble. Pero no me atreví a decirlo. Ni tan siquiera me atreví a reconocérmelo a mí misma. ¡No puedo ser tan insensible!, y lo aparté de mi mente.<br />
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Pero... antes de acostarme revisé mi Facebook, sí, ahora es una de mis rutinas: me lavo los dientes, hago un pis, miro que las niñas estén bien arropadas y consulto el FB. Bueno, pues como iba diciendo... algo me hizo estallar en carcajadas y despertar a mi pobre marido que terminaba de coger el sueñecillo. Fue esto:<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_47gcywhpUEssSdYWkiGWL7NmIy7QeV9Z2hFhP3Lh65XqSS7guKlA-dWfLzZXDXRHkYDYIlMnsonDLZRff5dJohUjZJqoJgXA3FgmPAiWtmBmV0GQyyhXemwR_CmKg0QcQqOw1mf_Ges/s1600/loteria2014.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_47gcywhpUEssSdYWkiGWL7NmIy7QeV9Z2hFhP3Lh65XqSS7guKlA-dWfLzZXDXRHkYDYIlMnsonDLZRff5dJohUjZJqoJgXA3FgmPAiWtmBmV0GQyyhXemwR_CmKg0QcQqOw1mf_Ges/s1600/loteria2014.jpg" height="320" width="195" /></a></div>
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En cuatro pasos, la irónica composición fotográfica capta, a mi parecer, mucho mejor el espíritu navideño que cada año nos invade el día del sorteo especial respecto a que la salud es lo que importa, que la edulcorada e increíble historia original. En el escenario real el desgraciado hombre que se queda justo ese día sin comprar el décimo ni se le ocurre aparecer por el bar porque se mete en la cama con una depresión del quince, y si lo hace es porque es masoquista. Por otro lado, al dueño del bar ni se le ocurre darle el décimo premiado, como mucho le invita al café y a correr.<br />
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Antes de cerrar los ojos para dormir, pensé en algo que me hizo sentir menos fría y racional. Me devolvió la confianza en mi misma y en mi capacidad emotiva. Un precioso, y este sí, real vídeo sobre la figura de las madres en el mundo que nos toca vivir. Aquí dejo este regalito para los sentidos y para reflexionar sobre la capacidad de entrega y compromiso de las mamás. Con estos minutos de metraje, sí se me saltaron las lágrimas, y más aún, lloré a moco tendido. <a href="https://www.youtube.com/watch?v=RW03yZvvq28" target="_blank">VER VÍDEO</a><br />
<br />Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-41189900411773173002014-11-14T14:38:00.000+01:002014-11-14T14:38:24.561+01:00Psicólogos a pie de calleEsta semana llegó hasta mi una noticia que me hizo mucha gracia y que me ha hecho reflexionar estos días hasta que hoy he constatado categoricamente la revelación que realmente supone la idea que dio lugar a esa información.<br />
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Resulta que en Estocolmo, una empresa de taxis ha decidido ofrecer asesoramiento psicológico a cargo de profesionales a los clientes del servicio. El funcionamiento es el siguiente: el usuario contrata por internet un viaje con terapeuta. El conductor del taxi conduce, el cliente habla y el terapeuta escucha y hace su trabajo de asesor psicológico. De esta forma se aprovecha el tiempo y los recursos. La terapia es gratuita, es un servicio de valor añadido que distingue a la compañía, toda una idea de negocio, sobre todo teniendo en cuenta lo carísimos que son los taxis en Suecia, todo un artículo de lujo.<br />
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Después de reírme mucho con la historia, me he dado cuenta que, en realidad, esta empresa ha ido mucho más allá de una simple idea de negocio. Lo que ha hecho es abrir el camino para la profesionalización de los psicólogos... ¿cómo denominarlos?... ¿de barrio?, ¿cotidianos?, ¿urbanos?... no termino de dar con el término, la verdad, pero por ahí va la nomenclatura, prometo seguir pensando.<br />
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Me explico, ahora que estamos en tiempos de crisis y hay que reinventarse para poder trabajar y seguir pagando las facturas, ¿por qué no seguir la estela de esta idea sueca? (Además, eso es éxito seguro, que ya sabemos todos que los suecos son mu' listos, todo lo que hacen está bien y es un ejemplo a seguir. Sin acritud, ¿eh?). Pues eso, hasta ahora, peluqueras, esteticistas, tenderos y, por supuesto, camareros y conductores de taxis hacían las veces de psicoanalistas espontáneos y altruistas. Pero ha llegado el momento de ofrecer ese servicio con una visión económica, bien sea a través de cobrar el servicio, bien como forma de generar más tráfico de clientes con el reclamo de un trato diferenciado y personalizado.<br />
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El perfil de profesiones a las que se puede ligar esta prestación es casi infinito. Hoy mismo la revisora del metro ha ejercido conmigo después de una mañana horrible en la que he terminado poniendo una reclamación en un centro de especialidades médicas de la Comunidad de Madrid. Eso sí, propongo una diferencia con el modelo sueco. Creo que no se trata de unir un psicólogo al servicio que sea. Lo exitoso y eficaz es aprovechar la auténtica sabiduría y sensatez que da el curtirse en las profesiones que se desarrollan a pie de calle. Si además, tiene una formación en psicología, pues mejor aún. Yo lo veo con claridad: "Frutería Manoli. Oferta del día: 2x1 manzanas ecológicas y consejo psicológico" o "Bar Pepe. 1 café, 5 churros y soporte psicológico de nuestro personal por 2,50 euros".<br />
<br />Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-10988571003214419132014-11-07T14:14:00.000+01:002014-11-07T14:21:09.475+01:00Equilibrios en el toilette¿Quién diseña los cuartos de baño de mujer de los lugares públicos? Ante esta pregunta mi respuesta inmediata es: desde luego, mujer, no es. ¿Qué por qué lo digo? Porque estoy harta de hacer malabarismos para hacer un pis y tener que sujetar a la vez el bolso y las bolsas.<br />
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Por increíble que me siga pareciendo, en la mayoría de los servicios no hay un triste ganchito donde dejar colgadas las pertenencias que casi todas las féminas llevamos encima, y que no hay que olvidar abarcan desde un simple bolso a dos o tres bolsas con compras, el ordenador portátil y la mochila del niño que está en el fútbol.<br />
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Dejar estas posesiones en el suelo no es opción, las más elementales reglas de higiene lo impiden. Por lo tanto, sólo queda la imaginación y el estudio de la situación en cada caso.<br />
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El primer recurso es el picaporte de la puerta, pero no siempre es posible. Muchas veces está roto y se resbala cualquier cosa que se intente depositar sobre él. Otras, simplemente no existe, ha pasado a mejor vida y sólo queda el recuerdo del agujero.<br />
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La opción B, e imagino más utilizada, es colgarse el bolso en bandolera, si se puede, y las bolsas repartirlas entre las muñecas, de forma que las manos queden libres para realizar las tareas propias del momento, esto es bajar bragas y pantalones o subir falda, coger el papel higiénico... en fin, lo normal. Evidentemente en todo este ritual los bultos se han resbalado más de una vez. Reconozco con rubor que, a veces, he tenido que llegar a sujetar el bolso, literalmente, con los dientes. Cada vez que me veo en una de estas escenas pienso en las pelis mudas de Harold Lloyd o en Lina Morgan... vale, no tienen mucho que ver el uno con el otro, pero en esos momentos me siento un híbrido de ellos.<br />
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Una duda me corroe: ¿los hombres se enfrentan a desafíos similares en sus cuartos de baño? Digo yo que también necesitarán ganchos para dejar sus pertenencias en un lugar que no estorbe. ¿Y habrá más<br />
problemáticas intrínsecas a su condición masculina y su relación con los servicios en los que no caigo?Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-41163344053446072112014-10-31T13:36:00.001+01:002014-10-31T13:36:25.862+01:00Halloween... otro año más¡Ay! ¡Qué cansino me resulta esto de Halloween! Todos los años lo mismo... la letanía de argumentos contra la celebración al estilo americano del día de los difuntos. A mi la razón que más me gusta es precisamente la más generalizada, aquella que dice "es que esta tradición no es nuestra". Y yo me pregunto ¿cuándo una tradición comienza a ser tradición? ¿cuántos años han de pasar? ¿la tradición ya nació tradición?. Desde luego, si es una cuestión de tiempo, quienes estén preocupados por este tema pueden dejar de estarlo... sin ánimo de meter el dedo en el ojo, aquí ya llevamos unos cuantos años disfrazándonos de brujas y calabazas.<br />
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Otro argumento que también me pirra es el de que es un folclore puramente mercantilista. ¿Y? Pues mira qué bien si nos gastamos unos eurillos en unas cuantas chuminadas negras y naranjas. Reactivar el consumo va bien para salir de la crisis. Unas cuantas familias de comerciantes y productores de chorradillas terroríficas compensan estos días sus cuentas de negocio.<br />
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Y los niños lo pasan bien. Vale, no todos. Los hay a los que las brujas y los vampiros les dan miedo, pero también a muchos les dan miedo los payasos clásicos que llevan la cara pintada y nadie va haciendo apostolado para suprimirlos del panorama cultural. Los aficionados al disfraz disfrutan con cada ocasión que se presenta para transformarse, sean niños o mayores. Y si además hay caramelos y chocolate de por medio... ¡viva el hedonismo halloweenero!<br />
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El año pasado ya escribí un post sobre este tema. No lo he revisado, pero seguro que contaba algo parecido. Este año no tenía intención de insistir con el tema, que como digo me resulta mu' cansino, y supongo que igualmente puedo yo mostrarme muy pesada... pero ayer tuve un anécdota con una cajera del súper que no me resisto a contar. Mientras que pasaba la compra, y justo después de que me ofreciera golosinas de Halloween en oferta que amablemente decliné porque ya tenía un pequeño arsenal en casa, comenzó un enfervorizado discurso contra calabazas, gatos, brujas e imperialismo yanki. Para reafirmarse en su postura pedía constantemente la opinión de mi hija que se limitaba a mirarla con los ojos muy abiertos. El colofón final de su alegato, tras alabar la belleza de nuestras patrias costumbres de Reyes y Carnaval, fue ensalzar apasionadamente la fiesta de la Almudena que pronto tendrá lugar. No me pude contener, con una sonrisa socarrona en la boca le espeté "¡hombre!, no acabo yo de ver lo de disfrazarse de virgen, pero todo podría ser, claro". La purista de las costumbres españolas, levantó con sorpresa la cara del tomate que estaba cobrando, me sonrió y se limitó a repetirme por undécima vez, pero sin acritud, eso sí que hay que reconocerlo, que pesada un rato, pero rencorosa ni un ápice: "a mi es que lo del Halloween no me gusta nada".<br />
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Al salir por la puerta del súper, mi educada hija, que en ningún momento entró en la polémica, me dijo bajito: "mamá, pues a mi sí me gusta Halloween, y esa señora ha sido muy pesada". Tiernamente la abracé con el brazo que me quedaba libre de la bolsa de la compra y le susurré: "a mi también me gusta Halloween, y sí, esa señora era muuuuuuuy pesada".Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-73020588468729434722014-10-24T14:06:00.002+02:002014-10-24T14:20:09.030+02:00Profesiones de riesgoTengo claro que hay profesiones que conllevan un auténtico riesgo. Bomberos, policías, mineros y obreros de la construcción son los primeros que acuden a mi mente. Pero después de oír esta mañana una conversación he reflexionado sobre este tema y he llegado a la conclusión de que hay muchos más trabajos con peligro de muerte o lesiones importantes de los que pensamos.<br />
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Iba caminando a buen paso, porque para variar llegaba tarde a mi destino, cuando mis oídos se han topado con unas palabras que volaban por el aire y que han captado mi atención. Una controladora de parquímetros del Servicio de Estacionamiento Regulado dependiente del Ayuntamiento de Madrid, le ha preguntado a una compañera: "¿tú qué multa pones?". "Yo la de menos importe. Si pongo la de más, me matan", ha contestado la interpelada.<br />
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Automáticamente me he solidarizado con ella porque he visualizado varias escenas en las que los conductores multados daban rienda a todo su enfado ante el desagradable papelito. Verdaderamente mantener el autocontrol ante esta situación es complicado para muchos, por lo que más de uno podría llegar a matar o, al menos, a dar un buen sopapo a la represente municipal.<br />
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Pero los controladores no son los únicos que deberían pasar a formar parte de los listados de oficios peligrosos. El colectivo de los funcionarios que están cara al público, también. ¿Quién no ha presenciado alguna vez un intercambio de palabras más que fuerte en alguna institución pública? Es más, yo diría que son pocos los ciudadanos que alguna vez no han sentido ganas de ahogar a algún empleado público, especialmente a alguno de Correos o del Servicio de Empleo Público.<br />
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¿Y los médicos? Y no me refiero sólo al riesgo frente al Ébola, tan de moda tristemente estos días, ni frente a otras enfermedades infecciosas con las que muchos tienen que lidiar todos los días. No hay que olvidar el trato directo con los pacientes. Un informe del año pasado de la Organización Médica Colegial señala que entre los años 2010 y 2012, 1.363 médicos sufrieron amenazas, coacciones, maltrato, injurias y vejaciones, y que un 18% de estos casos terminaron con lesiones. Desgraciadamente, alguno de estos casos termina en muerte, como el suceso que tuvo lugar en 2009 en el servicio de urgencias de un centro de salud en Murcia, donde un jubilado enloquecido mató a tiros a una doctora. ¿Y cuales son las causas principales de estas agresiones? El episodio de Murcia parece que forma parte del 12% asociado a no recetar un medicamento propuesto por el paciente. Pero según el informe son varios los motivos. Un<span style="font-family: inherit;"> <span style="background-color: white; text-align: justify;"> 27% se produce por discrepancias en la atención médica; el 14 % por el tiempo en ser atendido; el 9% por discrepancias personales; el 6% por emitir informes médicos no acordes con sus exigencias; el 5% en relación a la incapacidad laboral; el 5% por malestar en el funcionamiento del centro y el 22% por otras causas. De estos datos, destaca además el incremento de los casos motivados por el tiempo en ser atendido con respecto al año anterior, que se duplicó, pasando del 8% al 14%.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; text-align: justify;"><br /></span></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; text-align: justify;">La tendencia más generaliza de pensamiento es que el ser humano es violento por naturaleza, pero que a través de la educación ha aprendido mecanismos para controlar su salida, y que, por lo tanto, cuando esa violencia aflora es porque ha superado los mecanismos de autocontrol que tiene. Vamos, que al Homo Sapiens se le han hinchado las narices en demasía. Los filósofos, que parece que han dedicado mucho tiempo a darle al coco sobre cuestiones metafísicas cómo ésta, tienen distintas teorías para explicar los enfados desmedidos y las agresiones de las personas. Dos de las más conocidas son la de<span style="font-family: inherit;"> </span></span><span style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">Rousseau y la Hobbes. El primero señala que el hombre es bueno por naturaleza, pero que es la sociedad la que la corrompe. El segundo soltó la famosa frase</span><span style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;"> “el hombre es un lobo para el hombre”. ¿Cuál de los dos tiene razón? Ni idea, yo sólo soy filósofa en mis ratos libres y como tengo pocos, aún no me ha dado tiempo a llegar a este capítulo. Lo que sí puedo afirmar tajantemente es que... ¡me da una rabia que me pongan una multa porque se me ha pasado diez minutos el tiempo del parquímetro, que me entran ganas de matar a la representante en la calle de Anita Botella!.</span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; text-align: justify;">
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Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-49994259049388480472014-10-17T13:25:00.000+02:002014-10-17T13:25:11.484+02:00Risoterapia en el coworking: abuelito dime tú.¡Qué gran invento el trabajo fuera de casa! Corremos como locos por llegar a tiempo, lanzamos improperios en los atascos diarios, nos quejamos por mil detalles desesperantes de los trabajos... pero... nos relacionamos con otras personas que sienten y padecen igual que nosotros. La hora del café, un momento de desahogo con el compañero... ¡ah!, eso es la verdadera retribución en especie.<br />
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Durante varios años tuve mi oficina en casa. Tenía muchas ventajas, no voy a mentir, pero echaba muchísimo de menos el ambiente de un entorno laboral. Reproduje algo parecido con Facebook y con el mail. Me tomaba pequeños descansos y chateaba, comentaba y me mantenía en contacto con gente a través de las nuevas tecnologías. Pero no era lo mismo. Eso sí, he de reconocer, que gracias a eso descubrí una nueva capacidad e interés en mi vida: "contar historias".<br />
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A la vuelta de mi estancia en Suecia, y teniendo en cuenta mis nuevas necesidades profesionales, busqué un lugar en el que plantarme con mi ordenador. Encontré un fantástico coworking, un espacio de trabajo compartido. Hace ahora un año que empecé a escribir aquí casi a diario, y cada día confirmo que es la mejor decisión que he tomado en los últimos años. Por un precio muy moderado disfruto a la vez de las ventajas de una oficina y de un trabajo individual en el que no tengo que rendir cuentas a nadie más que a mi misma.<br />
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Esta mañana he comprobado una vez más lo estupendo que es tener compañeros reales con los que compartir inquietudes y risas. La conversación ha empezado de forma banal a modo de "¿qué tal? ¿todo bien? Hace un par de días que no te veíamos". Tras informarles que no había tenido ningún problema serio y que lo que pasaba es que había estado de revisiones médicas con mis hijas y mis padres, la charla ha derivado en el cuidado de los ancianos, una de mis grandes preocupaciones de estos días. Lo que ha empezado como una conversación seria, ha derivado en un parloteo terapéutico, en auténtica risoterapia. Me he sentido comprendida, reforzada en mis ideas, acompañada... porque, casi con incredulidad, he constatado que hay muchos padres como los míos. Ya se sabe que <i>mal de muchos, consuelo de tontos .</i> ¡Gran verdad!, al menos para mi hoy.<br />
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Resulta que mi padre no es el único <i>yonki</i> (término agudamente utilizado por una de mis compañeras hacia su progenitor) de las medicinas. Mi creador, y muchos de los de su quinta, comparten obsesión por controlar toda su medicación. Distinguen cada medicamento por colores, cajas... y no admiten ni una ligera intromisión o consejo para su organización. "Ellos saben lo que hacen"... son <i>su tesoro</i>. Todos los abnegados hijos tememos por una intoxicación fortuita fruto de una posible confusión de sus ojos o su capacidad cognitiva. Y no digo nada de los almacenes altamente abastecidos de medicinas que existen en los domicilios de los abuelos... modelo logístico deberían ser.<br />
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Además, somos varios también los que sufrimos, sí, digo bien, pa-de-ce-mos, los recitales diarios de la posología de las medicinas. Nuestros padres nos reciben en casa con un beso y a continuación comienzan con la canción de los fármacos: "a las 11 me toca el Seguril; a las 2 las gotas de los ojos; a las 4 la pastilla para el corazón; a las 6 el Sintrón; a las 8 la pastilla de la tensión; a las 10 un Gelocatil para los dolores y a las 12 una para dormir". Las horas de las medicinas son sagradas y la puntualidad es imprescindible. En casa de mi padre, el Sintrón es a las 6 o'clock, y en el de María a las 5 o'clock, aún más <i>british</i>.<br />
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Por supuesto los mejores doctores son ellos. Son quienes mejor se conocen y quienes mejor saben cómo proceder de forma preventiva. Que sienten un poco de molestia en la garganta, nada mejor que un trago del jarabe para la tos del nieto, y si la caja de antibióticos tiene para 15 días nada de dejar el tratamiento al séptimo como dijo el doctor (aunque es posible que no le oyera/escuchara por la sordera y/o la falta de interés), se termina uno la caja caiga, quien caiga.<br />
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¿Y los post-it y las notas esmeradamente colocados en lugares estratégicos como la nevera o los muebles de la cocina? En ellos coexisten citas para médicos, horarios de medicinas, dietas, teléfonos de utilidad y emergencia... Sin duda la decoración más cool y funcional que se puede lograr para la tercera edad.<br />
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Muchos abuelos coinciden asimismo en lo demoniacamente terribles que son las corrientes y las ventanas abiertas. Hay que abrigarse hasta las orejas y la camiseta interior es una prenda imprescindible. Los jóvenes siempre andamos acatarrados porque vamos con todo al aire.<br />
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En lo que difiere el modelo de antepasado es en el modo de afrontar dolores, miedos y aprensiones. No obstante, hay dos grandes grupos. Los que somatizan todos los sufrimientos de sus colegas de edad, pero luego se vienen arriba cuando el médico les dice que están como una rosa; y los que presentan dolencias variadas pero que cuando el galeno les indica que no son importantes o que no hay base médica que las justifica, se sienten defraudados por no tener motivo real para quejarse.<br />
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Después de hablar con mis compañeros un buen ratillo sobre nuestros mayores y lograr unas cuantas carcajadas contándonos nuestras experiencias, me siento mucho mejor. Así es más fácil ser optimista y positivo y aceptar el paso de la edad. ¡Viva la terapia de grupo!<br />
<br />Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-39579825758256052962014-10-10T14:06:00.000+02:002014-10-10T14:06:53.857+02:00Puentes digitales"Darío, hijo, ¡al ataque!", así de directa y entusiasta se ha mostrado hoy una vital abuela que estaba junto a mi en una tienda de The Phonehouse. Se había comprado un smartphone última generación y estaba decidida a utilizar todas y cada una de sus funciones. ¡Olé ella y su energía! La tecnología no es un rival para ella, es un reto. Su aspecto de abuela clásica con pelo de peluquería, joyas de oro y bolso tipo Chanel ocultan un alma moderna y tecnológica. <div>
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Darío, un joven de veinti-pocos, con aspecto simpático e imagen de nieto modélico, ha sonreído a la vivaz anciana y ha acatado dulcemente su orden. ¡Olé él y su paciencia! Con agrado y ternura ha ido repasando con ella las opciones del móvil. Calmadamente ha esperado a que la mujer apuntase, con boli y en un cuaderno, todos los pasos.</div>
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Las risas y los gestos de complicidad entre ellos eran enternecedores. Y algunos de los comentarios de uno y de otro, desternillantes. </div>
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Un detalle que me ha encantado ha sido la foto que había puesto la buena señora de fondo. Y lo había hecho hecha solita, antes de la clase práctica que estaba recibiendo. No hay nada como la motivación. Era un apuesto hombre posando para ser fotagrafiado. El color sepia, el corte del traje y el aspecto del modelo no dejaban dudas a que aquel hombre era alguien muy importante en su vida... un marido, seguramente, pero bien podría ser también un amante, un amor imposible, un hermano o quizás su padre. Me he quedado con curiosidad, lo reconozco. Me habría encantado preguntarle, pero ya había sido demasiado cotilla poniendo orejas y ojos a todo lo que hablaban Darío y ella mientras yo esperaba mi turno para ser atendida por otro dependiente.</div>
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Los puentes digitales para unir generaciones están ahí... sólamente hay que querer utilizarlos. Yo me apunto. Quiero que me enseñen y enseñar. </div>
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Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-78247753714522189812014-10-03T13:02:00.001+02:002014-10-03T13:05:57.631+02:00Son primerizos...<div dir="ltr" id="yiv0273894928yui_3_16_0_1_1412164635547_3708">
<span style="font-family: inherit;">Parece un delito. Pero no lo es. Todos los que somos padres hemos pasado por ahí. Es como si nos olvidáramos de ese pequeño detalle, porque cuando nuestro retoño ha crecido nos sentimos expertos. Y no digo nada como tengamos un segundo... veteranos en grado superlativo. Nuestra maestría es directamente proporcional a los meses que cumplamos como padres, y se va multiplicando por el número de vástagos que vamos teniendo. Los progenitores con tres meses de carnet parental son mucho más entendidos en la materia que los que cuentan con sólo mes y medio de experiencia, y los responsables de tres críos más que los de dos, ¿¡qué duda cabe!?. </span></div>
<div dir="ltr" id="yiv0273894928yui_3_16_0_1_1412164635547_3708">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" id="yiv0273894928yui_3_16_0_1_1412164635547_3708">
<span style="font-family: inherit;">El tonito de la frase "son primerizos", varía. Nunca es simplemente descriptivo, siempre denota juicios de valor y no son precisamente de admiración. O bien implica lástima (¡pobres, son primerizos!), o condescendencia (¡claro, son primerizos!) o autosuficiencia ( como son primerizos...) o es despectivo (es que son primerizos) o prepotente (normal, son primerizos...). </span></div>
<div dir="ltr" id="yiv0273894928yui_3_16_0_1_1412164635547_3708">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" id="yiv0273894928yui_3_16_0_1_1412164635547_3708">
<span style="font-family: inherit;">Me divierte ver esta situación. Conste que yo formo parte del engranaje, fui primeriza y ahora soy curtida mamá de dos nenas de siete y dos años. Pero cuando veo la estampa desde fuera me hace mucha gracia. Los novatos se sienten superados por los consejos de los maestros y a la vez agradecidos. Y los eruditos papis muestran su orgullo por sus lecciones gratuitas y ternura hacia sus alumnos.</span></div>
<div dir="ltr" id="yiv0273894928yui_3_16_0_1_1412164635547_3708">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" id="yiv0273894928yui_3_16_0_1_1412164635547_3708">
<span style="font-family: inherit;">¿En qué se nota si un padre está en uno u otro lado de la balanza? En mil detalles, como la forma de coger al niño, la firmeza del paso al avanzar con el carricoche, el número de cosas que llevan para dar de comer o cambiar al crío... pero en lo que más se aprecia la diferencia es en la ingenuidad y en la ironía. Mi sonrisa sale al ver a unos padres primerizos presumir de leer un libro mientras el bebé duerme o cuando alardean de haber asistido a una exposición de pintura en un museo paseando con el tierno infante roque en cochecito. ¡Soñad, hermanos, soñad con un futuro maravilloso en el que el niño, gracias a un esmerado y bien trazado plan educativo, os deja seguir participando de actividades culturales adultas... pobres, son primerizos! Ahora que lo pienso, es posible que haya que añadir otra variable sociológica más a esta escena en concreto... siempre que algún primerizo se ha vanagloriado de tener momentos de lectura o actividades culturales ha sido justamente eso, un primerizo, no una primeriza... ummm, ésto da que pensar... ¿son más ingenuos los primerizos o es que las primerizas (las pobres) no tienen ni un segundo para ellas mismas? Queridos primerizos (ambos los dos) bienvenidos a mundopadres ;)</span></div>
Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-66223939318026682922014-09-26T14:45:00.000+02:002014-09-26T14:45:08.583+02:00La vida sigue igualNo soy nada fan de Julio Iglesias, pero quien siga mi blog ya sabe que la música inspira muchos de mis comentarios, y esta canción del buque insignia de la canción melódica española es casi perfecta para poner melodía al post.<br />
<br />
Esta semana un amigo mío de los tiempos del colegio, José Manuel Veguillas, ha presentado su primera novela. Por cierto, que ya aprovecho para recomendar su lectura. Toda la información la encontraréis aquí <a href="http://www.edicionesatlantis.com/catalogo/4/que-ves-en-este-claro/952/">http://www.edicionesatlantis.com/catalogo/4/que-ves-en-este-claro/952/</a>. Vuelvo a centrarme en el motivo de comentario, que me disperso y luego mi marido se ríe de mi porque dice que soy como mis padres... Bien, pues a Veguillas, como le llamábamos en el cole, hacía más de diez años que no le veía y que no sabía nada de él. Estas cosas de la vida, perdimos el contacto. Y, ¡oh!, ¡maravilla!, lo recuperamos por Facebook hace menos de un mes. Además de ponerme al día de su vida ciberneticamente, me invitó a la presentación de su libro.<br />
<br />
Tanto mi marido como yo le queremos un montón y queríamos estar allí apoyándole y disfrutando con él de "su momento". Con la complicidad de mi hermana, que nos hizo de canguro, pudimos asistir. <br />
<br />
El encuentro no nos defraudó ni un poquito. Nos lo pasamos genial. Y lo mejor, la sensación de <i>déjà vu </i>que experimentamos. Fue como si no hubiesen pasado los diez años de distancia. En el local no sólo estaba Veguillas, varios amigos más de la etapa colegial a los que igualmente hacía años que no veíamos, y de los que sólo teníamos contacto virtual, estaban allí. Pero casi exactamente igual, porque no negaré que alguna pequeña diferencia de peso o escasez de pelo había, pero pequeña, pocos gramos más, pocos pelos menos. Y en el caso concreto de uno de ellos, afirmo tajantemente, que estaba igual, igual. Y cuando digo igual, quiero decir exactamente eso, IGUAL. Hasta llevaba la misma cazadora vaquera con la que siempre le he conocido, y nuevecita, ¿eh?. ¿Cómo lo hará? Tengo que preguntárselo la próxima vez que le vea... o quizás mejor por Facebook. Ya veré.<br />
<br />
El tema de la ropa y el aspecto físico no son los únicos que no han experimentado cambios. El de la forma de ser y el sentido del humor también siguen intactos. Como si estuvieran en formol. Nos echamos las mismas risas por las mismas tonterías que antaño.<br />
<br />
Me encantó el "relaxing reencuentro whith cervecitas" que nos tomamos. ¡A vuestra salud, amigos!<br />
<br />
¡Ah!, y ahí dejo la letra de la canción de Julito y el enlace a YouTube para los más romaticones, para que veáis que, como decía, va bastante bien a esta entrañable velada.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<a href="https://www.youtube.com/watch?v=t4G48BqxCW8">https://www.youtube.com/watch?v=t4G48BqxCW8</a></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1em; padding: 0px; text-shadow: rgba(0, 0, 0, 0.14902) 0px 1px 1px;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Unos que nacen otros moriran</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Unos que rien otros lloran</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Agua sin cauce rio sin mar</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Penas y glorias, guerras y paz</span></span></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<div style="font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1em; padding: 0px; text-align: start; text-shadow: rgba(0, 0, 0, 0.14902) 0px 1px 1px;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Siempre hay porque vivir</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Porque luchar</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Siempre hay por quien sufrir</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Y a quien amar</span></span></div>
<br />
<div style="font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1em; padding: 0px; text-align: start; text-shadow: rgba(0, 0, 0, 0.14902) 0px 1px 1px;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Al final las obras quedan</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Las gentes se van</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Otros que vienen las continuaran</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">La vida sigue igual</span></span></div>
<br />
<div style="font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1em; padding: 0px; text-align: start; text-shadow: rgba(0, 0, 0, 0.14902) 0px 1px 1px;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Pocos amigos que son de verdad</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Cuantos te halagan si triunfando estas</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Y si fracasas bien comprenderas</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Los buenos quedan los demas se van</span></span></div>
<br />
<div style="font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1em; padding: 0px; text-align: start; text-shadow: rgba(0, 0, 0, 0.14902) 0px 1px 1px;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Siempre hay porque vivir</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Porque luchar</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Siempre hay por quien sufrir</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Y a quien amar</span></span></div>
<br />
<div style="font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1em; padding: 0px; text-align: start; text-shadow: rgba(0, 0, 0, 0.14902) 0px 1px 1px;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Al final las obras quedan</span></span></div>
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<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Las gentes se van</span></span></div>
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<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">Otros que vienen las continuaran</span></span></div>
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<span style="line-height: 1.6;"><span style="font-family: inherit;">La vida sigue igual</span></span></div>
</div>
Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-18576024710186219052014-09-19T14:10:00.000+02:002014-09-19T14:15:32.512+02:00¿Me está vacilando?Todos nos hemos hecho esta pregunta en más de una ocasión. La mayoría de las veces sabemos la respuesta, o sí o no. Pero hay un pequeño número de ocasiones en las que realmente no podemos dar un dictamen. En cualquier caso cuando planteamos esta cuestión, sea cual sea la situación, siempre queda uno con sensación de desazón e inquietud. A nadie le gusta que le tomen el pelo, aunque sea un poquito y en el transcurso de un ambiente distendido y de amigos. El que diga lo contrario creo que miente descaradamente.<br />
Pero el colmo de los colmos es cuando verdaderamente no sabes si te están vacilando y, por si fuera poco, nunca lo sabrás. En esos momentos no es desasosiego lo que invade el cuerpo, no, va más allá del nerviosismo y la zozobra... yo diría que es rabia contenida.<br />
<br />
Esta mañana he experimentado una de estas situaciones. Ha tenido, eso sí, un matiz que ha suavizado mi frustración, y es que ha sido una experiencia grupal, y ya se sabe aquello de "mal de muchos... consuelo de tontos". Pues sí, a esta tonta le ha consolado no ser la única en la sala que no sabía si la estaban gastando una broma o no.<br />
<br />
Me encontraba yo esperando mi turno para ser atendida en Rodilla pensando felizmente en saborear un desayuno de dos sandwiches fríos y un zumito de naranja cuando oígo al señor tras el que iba decirle a la camarera: "serán muchos para mi solo, para comer, la oferta de 12 sandwiches". Inmediatamente me he desconectado de mis pensamientos y me he fijado con detenimiento en él. Era alto, fuerte, pero no gordo, trajeado y sin ningún aspecto de ser un vacilón profesional de esos que abundan por el mundo. Su tono tampoco dejaba ver tonito de choteo. Todo parecía indicar que lo preguntaba totalmente en serio... ¡pero 12 sandwiches de Rodilla para una sola persona!... Las camareras han tenido la misma duda que yo. Estoy segura. Nos hemos intercambiado miradas en las que nos pedíamos con los ojos opinión. Una de ellas con gran profesionalidad y educación e intentando no soltar una gran carcajada, le ha dicho "pues depende de lo que usted coma". Él ha sonreído de forma neutra y ha comenzado a elegir los sandwiches.<br />
<br />
Ser o no ser... esa es la cuestión que diría Shakespeare. Cada uno que piense lo que quiera. Nunca sabremos la respuesta.Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-21488683324041143202014-09-12T15:00:00.000+02:002014-09-12T15:00:13.902+02:00Blogger marujaTener un blog hace que tu ego engorde. No quiero mentir. Me gusta, no, me encanta que me lean. Y cuando me dicen que mi blog o un post les ha gustado, me pongo contentísima y mi autoestima sube como la espuma. Por eso me encantaría que me leyese más gente. Pero esto del mundo digital tiene su intríngulis. Es bastante complicado publicitar y hacerse conocer, o al menos, a mi me lo parece.<br />
<br />
Inquieta por este tema le pregunté a una conocida mía, periodista en activo en un importante periódico, cómo podía lograr más seguidores. Me aconsejó que me posicionara como una experta en un tema. Que me especializara. Que las generalidades no venden.<br />
<br />
Yo me quedé triste, la verdad, porque a mi lo que me motiva es escribir sobre las cosas que llaman mi atención. Yo quiero escribir este blog y no otro. Quizás en el futuro sienta la necesidad creativa o espiritual de tener uno sobre ¿qué sé yo? instrumentos musicales indígenas, que parece un tema suficientemente especializado como para convertirme en una bloggera de referencia si me lo curro con ahínco. Pero a día de hoy ya digo que no, que me quedo aquí, que aunque no tenga miles de seguidores los que tengo me quieren y les gusto.<br />
<br />
Sin embargo, no puedo evitar seguir pensando en este asunto. Y creo que he llegado a una solución-conclusión. Me voy a posicionar como como una bloggera maruja. Mi blog es un blog dedicado al marujeo... culto, instruído... lo que quiera, pero finalmente marujeo. ¿O no?. Cualquiera de mis post podrían ser tema de cafetito matutino con una mamá o papá del cole (no voy a discriminar a los hombres, en esto del marujeo tienen también mucho que decir) o con un compañero de la oficina. Y, digo yo, si hay una especialidad de blogs de mamás, y otra de estilistas, y otra de cocina, y así suma y sigue... ¿por qué no crear y sentirse orgullosa de uno de marujas ilustradas? Además, ahora está muy de moda, ser mujer, trabajadora y hacendosa ama de casa. Si está reinvindicado hasta por las más feministas, que quien no hace las magdalenas caseras para la familia o no cuece el pan ecológico en la panificadora de casa es una inconsciente que pone en peligro la salud familiar... Sobre el tema del tiempo y el estrés que genera esto de ser maruja ilustrada ya hablamos otro día.<br />
<br />
Ahí queda dicho, me autodenomino como "maruja bloggera".<br />
Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-60766909618771752772014-09-09T10:39:00.000+02:002014-09-09T10:44:38.589+02:00¡Feliz Año Nuevo!Hola a todos. Ya estoy de vuelta. En estos meses estivales no he perdido la cabeza... creo. No me he vuelto loca, ni despistada. Sé que estamos a 9 de septiembre. Pero es que hoy empieza de verdad el año, al menos el mío, y creo que el de casi todos. Hoy ha empezado el cole<br />
<br />
Desde esta mañana comienzan a descontar los días hasta el año que viene. El 1 de enero es anecdótico, es un mero trámite formal para medir el tiempo a nivel mundial, pero emocionalmente el año se inaugura con la vuelta al cole. Cuando éramos pequeños porque nos reencontrábamos con nuestros amigos y profesores en las aulas, y ahora, que somos mayores, porque nuestros cachorros estrenan curso.<br />
<br />
No tener hijos no significa que se tenga otra sensación. Todo en el ambiente predispone a esta percepción: las noticias y reportajes de radio y televisión sobre el primer día de cole, el bombardeo de nuevas colecciones en los quioscos de prensa, la publicidad de todo tipo de actividades y cursos, las fotos de los hijos de los amigos vestidos de uniforme en Facebook... nada que envidiar a la resaca de la auténtica Nochevieja.<br />
<br />
Como no puede ser de otra forma al principio de año hay que hacer buenos propósitos que posiblemente no se cumplirán. Yo me he propuesto llegar a tiempo al cole con mi hija, pero ya he empezado mal, hoy hemos llegado tarde. También aspiro a hacer realidad esa utópica frase de conciliar la vida familiar y laboral. Por supuesto planeo comer saludablemente y olvidarme de bocadillos y sandwiches al mediodía. Obviamente tengo la determinación de hacer deporte y lograr un rato diario para mí.<br />
<br />
Dentro de un año haré recuento de proyectos logrados y veremos si puse mis objetivos muy altos. Algo me dice que posiblemente así sea... quizás será por aquello de que "la experiencia es la madre de todas las ciencias", y sería el primer año en cumplir estos deseos. Por eso no sé si decir "Feliz Año Nuevo" o "Feliz Día de la Marmota". Admito apuestas. El resultado en 12 meses.Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-8687465236742174442014-06-20T11:24:00.000+02:002014-06-20T11:24:01.529+02:00Recuerditos del veraneo<div class="western" style="margin-bottom: 0cm; page-break-before: always;">
¡Me piro de vacaciones! Cuento ya las horas... y eso que aún no sé
destino. Sí, no es broma. Todavía no hemos planificado nada.
Circunstancias familiares nos han obligado a esperar hasta el último
minuto. Hemos optado por no agobiarnos e impregnarnos del espíritu
hippie. Nada de planes, vamos a la aventura... o casi. Quiero decir, todo a la aventura que se puede ir con dos niñas pequeñas. Para
nosotros este sentimiento de libertad no va mucho más allá de
reservar apartamento dos días antes de salir, pero eso ya es mucho.</div>
<div class="western" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div class="western" style="margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-ES">Tengo ya mi mente en aperitivo playero, caminatas tranquilas por el
paseo marítimo mientras comemos un helado, acariciar la arena
mientras me abandono al calor y la melodía del mar... </span></div>
<div class="western" style="margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-ES"><br /></span></div>
<div class="western" style="margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-ES">¿Y las compras
vacacionales? ¡Qué delicia!... que si unas chanclas, que si un pareo, que si una
camisola... En este punto, sin embargo, hago un
paréntesis. Aprovecho para hacer un llamamiento de ayuda en pro de
la estética. Queridos lectores recordad: ¡mucho ojo con los
souvenires veraniegos que compréis!. Esta mañana en un bar en el que
me he dado el gusto de tomarme un café con churros, bueno, gusto,
gusto... he decir que no ha sido porque estaban asquerosos, he visto
algo que no me cabe la menor duda que fue adquirido en una tienda de
recuerdos. Al principio no daba crédito a mis ojos. Mi mente se
negaba a dar el visto bueno a aquella imagen. No podía ser cierto lo
que veía. Pasada la estupefacción, y tras confirmar con mi marido
que lo que había detectado no era un producto falso de mi
imaginación, hemos estallado en carcajadas. ¿Qué era? Tatatachán...
un abrebotellas hecho con algo muy similar a los testículos de un
ciervo. Sí, sí... no miento ni exagero. Supongo que por la parte
que no veíamos pondría algo así como “Recuerdo de Sanperiquín
del Monte”.</span></div>
<div class="western" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div class="western" style="margin-bottom: 0cm;">
En fin, no soy nada
aficionada a comprar chorradillas de recuerdo, pero si me quedaba
alguna gana, hoy ha desaparecido para siempre.</div>
<div class="western" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<br />
<div class="western" style="margin-bottom: 0cm;">
¡Felices vacaciones y
volveré en unas semanitas!</div>
Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-562658577497713452.post-76008128440625610232014-06-17T15:02:00.001+02:002014-06-17T23:33:59.470+02:00Marchando una de...¿qué?En tiempos de crisis echarle la culpa del fracaso de un negocio, es fácil. Pero hay que ser honesto y ver que muchas veces no es esa la causa. Hay casos más discretos y difíciles de señalar, pero algunos son flagrantes. Esta mañana he visto uno. Aquí pongo la foto para dejar constancia.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0coOKaETzx9OdTCVNMs2IDMItQxXbAFrcmgFChWCdyVxN8j3JCeauBs1Rr0dMi-ke6iNFj-6-b2RTsTKV7jT75V0igo4TKxofTdA-LWSTfDeFINsBfiULWN7FjOL9QHh6AX3DHtysV14/s1600/2014-06-17+14.26.59.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0coOKaETzx9OdTCVNMs2IDMItQxXbAFrcmgFChWCdyVxN8j3JCeauBs1Rr0dMi-ke6iNFj-6-b2RTsTKV7jT75V0igo4TKxofTdA-LWSTfDeFINsBfiULWN7FjOL9QHh6AX3DHtysV14/s1600/2014-06-17+14.26.59.jpg" height="225" width="400" /></a></div>
Vamos a ver Sr. Gil (intuyo que el dueño se debe apellidar así y le gusta tanto que le traten de Don que decidió ponerlo como parte del nombre de su negocio), como decía... Sr. Gil como recoge el sabio refranero popular "quien mucho abarca, poco aprieta". ¡¿ Cómo no iba usted a tener que cerrar el negocio?!<br />
<br />
Vamos por partes, que aquí hay mucho que comentar.<br />
<br />
Lo primero, o es bar o es pub, ¿pero las dos cosas a la vez? No termino yo de verlo.<br />
<br />
¿Comida japonesa? ¿Llamándose Don Gil? Será cuestión de marketing, no lo discuto, pero si eres un amante de la gastronomía nipona, o buscas probar por primera vez este tipo de cocina, no escoges un restaurante con nombre tan español. Tampoco me queda claro si la comida japonesa era sólo en servicio a domicilio o también en local. O si los otros productos ofertados en el lugar se sirven a domicilio, me refiero a los refrescos, los pinchos de tortilla y los combinados, que se sobreentiende que hay, ya que es un bar y un pub.<br />
<br />
El gusto en la elección de logotipo e imagen escapa a mi capacidad de descripción. Feo creo que se queda corto. Podría completarse con adjetivos como estereotipado, rancio, manido...<br />
<br />
Normal que un cartel de "Se alquila" anuncie el final del negocio. Lo siento por Mr. Gil, que posiblemente puso en marcha este ecléctico lugar pensando que había dado con una fórmula magistral de unión de tendencias de restauración... pero como diría ese gran filósofo televisivo, Emilio, el portero de<i> Aquí no hay quién viva</i>, "un poquito de por favor... y de sentido común".<br />
<br />
Yo creo que si Chicote pasa por esta calle y repara en "El Bar Pub Don Gil" se cae redondo al suelo ante el disgusto de ver allí un caso imposible de reconducir.<br />
<br />Nuria Callehttp://www.blogger.com/profile/02408551296323378701noreply@blogger.com0