martes, 5 de noviembre de 2013

Con la ventanilla y la puerta en las narices

No sé si sólo me pasa a mi o hay más gente como yo o, incluso, si le ocurre a todo el mundo. ¿A qué me refiero? A una situación bastante habitual en los centros sanitarios: las ventanillas y puertas cerradas decoradas con carteles que ordenan no llamar y esperar a que el personal salga a nombrar o recoger papeles. No puedo con ésto. Me agobia. Me pone nerviosa. Me causa ansiedad.

¿Por qué si hay una ventanilla no está atendida y abierta? ¿Por qué si hay una puerta no puedo llamar educadamente? La respuesta es fácil. Lo sé. Lo que ocurre es que hay poco personal o que están haciendo otras labores más importantes o necesarias que atender la ventanilla. Sé que llamar a la puerta en muchas ocasiones puede molestar o interrumpir trabajos. Lo sé. Todo eso, lo sé. Pero lo que no
entiendo es ¿por qué poner entonces una ventanilla si va a estar cerrada? ¿qué sentido tiene? ¿por qué derivar a los usuarios hacia puertas cerradas a las que no se puede llamar? ¿No sería más lógico suprimir esas ventanillas selladas y enviar a los pacientes a las salas de espera directamente, sin el paso previo a la puerta clausurada, para que, cuando puedan, acudan allí los sanitarios a por los papeles?.

Esperar delante de esos muros inexpugnables hace que casi hiperventile. No soy exagerada, de verdad que me pasa. Sé que es una tontería, y que no debería alterarme lo más mínimo. Lo que ocurre es que empiezo a pensar ¿será aquí o estaré esperando en el lugar incorrecto y finalmente llegaré tarde a la cita? ¿habrá gente aquí o se han ido ya? ¿se entrega aquí este papel o primero tengo que ir a otro lado? ¿se habrán olvidado de mi? ¿estos carteles están actualizados o ya no es así y hay que llamar para que te atiendan?... Cuestiones todas banales y de dictamen fácil. Sin embargo, ya digo, soy incapaz de evitarlo: me altera y el corazón se me pone a mil. 

Cuando por fin me recogen los papeles y me dicen que espere en la salita siento un alivio sólo comparable a cuando has tenido un largo día de caminar y te quitas los zapatos... ¡ufff!, ¡qué descanso!



No hay comentarios:

Publicar un comentario