No sé si sólo me pasa a mi o hay más
gente como yo o, incluso, si le ocurre a todo el mundo. ¿A qué me
refiero? A una situación bastante habitual en los centros
sanitarios: las ventanillas y puertas cerradas decoradas con carteles
que ordenan no llamar y esperar a que el personal salga a nombrar o
recoger papeles. No puedo con ésto. Me agobia. Me pone nerviosa. Me
causa ansiedad.
¿Por qué si hay una ventanilla no
está atendida y abierta? ¿Por qué si hay una puerta no puedo
llamar educadamente? La respuesta es fácil. Lo sé. Lo que
ocurre es que hay poco personal o que están haciendo otras labores
más importantes o necesarias que atender la ventanilla. Sé que
llamar a la puerta en muchas ocasiones puede molestar o interrumpir
trabajos. Lo sé. Todo eso, lo sé. Pero lo que no
entiendo es ¿por
qué poner entonces una ventanilla si va a estar cerrada? ¿qué
sentido tiene? ¿por qué derivar a los usuarios hacia puertas
cerradas a las que no se puede llamar? ¿No sería más lógico
suprimir esas ventanillas selladas y enviar a los pacientes a las
salas de espera directamente, sin el paso previo a la puerta clausurada,
para que, cuando puedan, acudan allí los sanitarios a por los papeles?.
Esperar delante de esos muros
inexpugnables hace que casi hiperventile. No soy exagerada, de verdad
que me pasa. Sé que es una tontería, y que no debería alterarme lo
más mínimo. Lo que ocurre es que empiezo a pensar ¿será aquí o
estaré esperando en el lugar incorrecto y finalmente llegaré tarde
a la cita? ¿habrá gente aquí o se han ido ya? ¿se entrega aquí
este papel o primero tengo que ir a otro lado? ¿se habrán olvidado
de mi? ¿estos carteles están actualizados o ya no es así y hay
que llamar para que te atiendan?... Cuestiones todas banales y de
dictamen fácil. Sin embargo, ya digo, soy incapaz de evitarlo: me
altera y el corazón se me pone a mil.
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