viernes, 21 de marzo de 2014

Vienen con una tablet bajo el brazo

Así es. Ahora los niños no vienen con un pan, traen un dispositivo digital. Puede ser una tablet, un iPad, un móvil Android o un iPhone, lo que sea, pero nada de trigo, electrónica pura y dura. Sus pequeños deditos aprenden a arrastrarse por las pantallas táctiles antes que escenificar Los Cinco Lobitos.

En el parque, en una cafetería, sentados en un banco en la calle... ves bebés que no han aprendido aún a andar, pero que miran fascinados vídeos de YouTube. Es indiscutible que cada niño tiene sus aficiones y sus habilidades muy marcadas, y que no a todos les gusta el Universo tecnológico. Mis dos hijas son muy distintas. La mayor es igual que yo, prefiere un papel y un rotulador y es bastante torpe con todo lo que huele a instrumento mecanizado. Pero la pequeña... ¡ah!, la pequeña es Doña Tecnologías, como bien la rebautizó Rosa, su Ángel de la Guarda, la persona que cada día la cuida y juega con ella.

Mi niña es un crack de las nuevas tecnologías. Tiene dos años y maneja la tablet y el móvil al mismo tiempo. Sabe buscar a sus adorados Caillou, Pocoyó y Mickey en YouTube. Y además no le sirve cualquier capítulo, ella tiene claro el que prefiere ver en cada momento y lo selecciona sin problema. Por supuesto conoce cómo llegar y utilizar la aplicación de hacer puzzles y jugar con los Angry Birds. Pou es su mascota virtual y amorosamente le hidrata con constancia maternal, vamos, que le da agua quiera el bicho beber o no. Le cambia la vestimenta, le pone a "mimir" y activa y desactiva los sonidos. En una ocasión debió considerar que Pou estaba tan primoroso que había que compartirlo... con mis contactos de Facebook y publicó una foto de su compañero de juegos en mi perfil.

Imagino que la simpatía y el amor que tiene hacia sus primos llevó a mi descendiente a enviar un Whatsapp a su primo mayor. Ciertamente el mensaje no tenía mucho sentido para nosotros, pero suponemos que es transcripción directa del lenguaje balbuceo-bebé que utilizaba en aquel momento. Es posible que si vuelve a enviar otro Whatsapp estos días sea mucho más legible, porque ya habla con mucha más corrección castellana.

Como mi vástago es una mujercita de su tiempo, las compras por internet no tienen secretos para ella. Decidida a dar todo a su Pou, compró 12 euros en dinero-pou para poder pagar muuuuuucha agua y mitigar así la sed de su amiguito.

La alta capacidad tecnológica detectada en nuestra hija y su llamativo interés en estos asuntos, nos ha hecho plantearnos a mi marido y a mi la necesidad de aplicar la política del tijeretazo no vaya a ser que la niña, en un descuido, se cuele en el sistema informático del Banco de España y tengamos un problema de desfalco. ¿Cómo le íbamos luego a explicar al Sr. Juez que no tuvimos nada que ver en el asunto y que fue una niña de dos años, que no sabía lo que hacía, la responsable? Eso no se lo cree nadie... lo de que no sabía lo que hacía, digo. Y como somos sus padres y no somos chivatos, fijo que terminábamos nosotros en la cárcel. Hemos aprendido la lección y por temor a actos delictivos en un futuro cercano hemos puesto un bloqueador infantil para impedir que compre por internet. Sin embargo, la cara de concentración que pone cuando salta me hace temer que esté barruntando como hackearlo. Como ejercicio de entrenamiento la vemos practicar todos los días desbloqueando los móviles de la familia. Doña Tecnologías no descansa, es un gran ejemplo a seguir respecto a la autoformación continua.

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