miércoles, 12 de marzo de 2014

Cosas de niños

No todo lo que hacen los niños se puede pasar por alto con la frase y la actitud "son cosas de niños". Hay conductas que no pueden obviarse tras esta frase. Hay que observarlas, estudiarlas y ayudarles a corregirlas tanto desde casa como desde el cole, más cuando también pueden estar ocultando problemas serios en los niños.

Perdón por esta reflexión de entrada que he soltado, es que estoy sensible con el tema por motivos que no vienen ahora al caso en este post. Pero es que me han dicho esta frase últimamente unas cuantas veces y he llegado a aborrecerla y a soñar con ella.

Pero ayer me reconcilié con ella, porque efectivamente hay muchos comportamientos que son "cosas de niños", y muchos de ellos son muy divertidos y te hacen adorar y desear la espontaneidad de los peques.

Ayer, en el parque, mi hija, sin ningún pudor, cogió un pañuelo de papel, hizo un torniquete y se lo metió en la nariz para sacarse un moco. Una de las amigas del parque le preguntó: "¿tú te sacas así los mocos?". Ella respondió: "sí". Y ya está. Así fue la conversación. Tono tranquilo, nada de sarcasmos. Lo único que hicieron fue preguntar con curiosidad y responder con naturalidad. Yo me imaginé esa misma situación entre adultos y nada que ver. Habría sido algo así como me doy la medio vuelta para sacarme este moco que me está matando y que nadie me vea. El otro que hubiese estado al lado habría mirado también de medio reojo y habría pensado "qué asco, lo que hace este tío". Luego sonrisa social por parte de los dos y cada uno por su lado. Pero el segundo se lo habría contado en un descanso de café de oficina a su compañero con un prólogo tipo "qué tío más guarro he visto hoy..."

Hace poco viví otro capítulo hilarante de "son cosas de niños". Esta vez fue en la piscina. Mientras se cambiaban, las niñas empezaron a discutir y argumetar el nombre con el que se conoce a la vagina en sus casas. Chochito, rosita, chochete... en fin, un gran abanico de sinónimos fueron expuestos por las académicas infantiles de la lengua.

Hace poco he leído que los niños se ríen unas 200 veces al día, mientras que los adultos sólo 15. Son cosas de niños... y me encanta ser testigo de ellas. Si realmente les prestamos atención posiblemente nuestra cuota diaria de risas subirá de 15.

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