martes, 4 de marzo de 2014

Atracción fatal

Han puesto una peluquería al lado de casa que me tiene fascinada. El local tiene una disposición muy bonita porque hace esquina. Supongo que para aprovechar la luz natural y siguiendo las tendencias de moda, todas las paredes que dan a la calle son de cristal. Así se puede ver un interior moderno y actual.

Lo cierto es que no termina de convencerme a mi tanta transparencia en una pelu, porque para ser sincera no me encuentro muy favorecida cuando me dan tinte, estoy despeluchada y una mezcla de color indefinido, tipo chocolate, cubre mi cuero cabelludo; o cuando unos papeles plata adornan mi cabeza modelo árbol navideño. Eso por no hablar del momento en el que salgo del lavabo y parezco un patito mojado.

Sí, definitivamente no es mi mejor momento. Y sin duda no me apetece compartirlo con nadie y menos con los viandantes del barrio, entre los que también se encuentran mis vecinos, detalle que no hay que olvidar. Pero en fin, asumiré que ésto es el estilo actual.

Hasta aquí todo entra dentro de la normalidad de las peluquerías. El detallito que me hace no apartar la vista de su acristalada fachada es la exposición fotográfica que han calzado a modo de reclamo publicitario. Algo me dice que no han contratado un escaparatista para la decoración. El trabajo lo ha asumido sin duda el dueño del negocio.

No le conozco personalmente, pero no hace falta. Ya se ha encargado de lucir palmito para todo el barrio. No sabemos su nombre, porque en un arranque de timidez el empresario ha preferido guardar este dato en secreto y jugar solamente con su imagen. Varón, unos 55 años, delgado, cara alargada, poblado bigote, barba de tres días, pelo largo bastante grasiento recogido en coleta (no parece haber probado mucho sus lavabos) y vestido con camisetas descoloridas de algodón y vaqueros. El jefe posa con distintas estrellas del espectáculo, de lo que se deduce que es algo así como "El Max Factor Español" en versión peluquero, no maquillador, o quizás también, que la versatilidad parece una de las virtudes de este hombre. Sonriente se sitúa al lado de Jesús Vázquez, Paula Echevarría, Marta Sánchez... y... Miley Cyrus. Mr. Peluquero debe tener un trabajo en la tele y aprovecha su empleo para solicitar a los famosos fotos junto a ellos. Los semblantes de las atrapadas celebrities varían desde la sonrisa espontánea a la más forzada, pasando por varios niveles.

La historia de fotografiarse con los famosos está muy arraigada en la cultura española. Quién no ha estado en algún restaurante o mesón en el que tras la barra cuelga un bonita instantánea donde se ve al cocinero con una sonriente mueca junto a personajes de la altura de Aznar, Zapatero, Raphael o el Rey. Mr. Peluquero debió pensar que es una gran idea y que trasladarla a su negocio le otorgaría fama vecinal. En mi humilde opinión, creo que más bien le ha hecho un flaco favor. La pelu siempre está vacía, que lo veo yo por los cristales. Los potenciales clientes deben pensar: "quita, quita, no vaya a pedirme este hombre una foto y yo con estos pelos".

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