martes, 3 de diciembre de 2013

La filosofía de la vida

Esta mañana me he despertado con una revelación que me ha dejado muy tranquila, porque confieso que anoche me acosté preocupada por un pequeño conflicto filosófico-vital que se instaló en mi mente. He abierto los ojos y lo he visto con claridad. Hay personas a las que la vida les domina y hay otras que dominan la vida. Yo pertenezco al primer grupo. Hoy por fin me he dado cuenta y he de admitir que me he puesto muy contenta de entender por fin qué me sucedía.

Sí, sí, la vida me domina. Lo reconozco, lo asumo y estoy muy feliz. Es ella la que me marca el ritmo de mi existencia y yo respondo como puedo, unas veces mejor y otras peor. Quiero decir, que unas veces doy respuestas alegres, vitales, optimistas... y otras me enfado, lloro, pataleo, me siento triste... en fin, lo que dicen que es ser "humano".

Sin embargo, debe ser que hay otro grupo de humanos que dominan la vida. A ellos no les afecta nada. Siempre son zen. La vida actúa y ellos asisten impávidos a la representación. Nada de aplausos o silbidos, solo contemplación. Son pocos los elegidos. Algo así como el "superhombre" de Nietzsche, pero ojo, que el término engloba a hombres y a mujeres.

Me siento afortunada de ser un simple humano. ¡Menuda responsabilidad ser un superhombre!, ¡qué presión!, quita, quita... Además, hay otro pequeño detalle. Como diría el dúo humorístico "Cruz y Raya", máximos representantes de los "anti-superhombres", los superhombres son aburridos y plomizos hasta resultar muuuuuuuu' cansinos.

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