lunes, 9 de diciembre de 2013

No a la bordería, sí a la simpatía

Hay actitudes que nos sientan mal a todos. Una de ellas es cuando alguien te dice algo con "tonito" condescendiente. Si además ese tono va acompañado de conducta y gestos bruscos, la escena se vuelve bastante surealista y desagradable.

Eso es lo que me ha pasado esta mañana con un conserje en un lugar que no voy a identificar para evitar problemas (a veces soy cobarde, sí). Yo le he solicitado amablemente una petición rutinaria y sin ningún tipo de maldad o ganas de molestar por mi parte. Simplemente quería pasar a hablar con una persona a la que tenía que comentarle algo. El personaje en cuestión ha sido tan borde, y a la vez el tono que ha utilizado tan ficticio-paternal, que he pensado que me estaba vacilando, y que sólo quería bromear conmigo. Pero no, lo decía totalmente en serio, y no me ha dejado pasar, me ha mandado a la calle sin más ni más, prometiéndome eso sí, que daría mi recado al interesado en cuestión. Afortunadamente para él/ella (no se sabe muy bien a qué género pertenece) el estupor me ha invadido antes que la mala leche, que hizo acto de presencia cuando ya estaba lejos.

Esto es una de las cosas que más echo de menos de Suecia. Creo que ya lo he comentado en algún otro post. El trato al público allí es exquisito. Algún impresentable me he encontrado también, claro, pero creo que en tres años no han sido más de tres. Buena estadística, uno por año. Aquí casi diría que voy a uno por hora. ¡Bendito carácter español! ¿Será ésto la furia española? Pues... ¡qué bien!. Si es así, desde luego me quedo mil veces antes con la calmachicha sueca. Seré una ilusa, o una utópica, no lo discuto, pero prefiero las relaciones humanas basadas en el respeto. Ahí sí que los suecos nos ganan por goleada.

Y como alguién me haga el manido comentario de "bienvenida a España, ésto es lo que hay, acostúmbrate", juro que grito. No me da la gana resignarme. Pienso denunciarlo públicamente cada vez que me traten mal como medida para promover un cambio de actitud entre los españoles. Mi lema es: "no seas borde y no dejes que sean borde contigo, ¡viva la sonrisa!". We can!

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