jueves, 19 de diciembre de 2013

Mis héroes navideños

Si hace dos semanas me hubieran preguntado: "¿cuál crees que es el trabajo más estresante?", habría contestado: "controlador aéreo". No sé si es así o no, pero a mi mente siempre acude esta profesión como la más estresante porque informativamente nos han bombardeado con esta idea.

Sin embargo, algo en las últimas horas hace que hoy cambie mi respuesta. Aunque, eso sí, es una contestación con fecha de caducidad, en concreto 5 de enero por la noche. Sin dudarlo un segundo, estos días la profesión que más estrés tiene es la de dependiente de tienda o departamento de juguetes.

¿Os quedan Furbys rosas?; ¿han llegado más Pocoyós bailones?; ¿La herencia de la tía Ágatha con la nueva aplicación para Android?; ¿El monstruoso laboratorio para crear tu propio monstruo de las Monster High del escaparate está a la venta?; mi nieto quiere uno de esos muñecos que son una bola y que luego se despliegan y salen volando, ¿lo tenéis?... Pues así, todo dicho a la vez, en distintos tonos de exigencia y angustia, y, además, mientras cobran y envuelven todos los juguetes que pueden entrar en un carro de la compra, pasan las horas laborales los dependientes encargados de llevar la felicidad a los niños... y sobre todo a los padres. Porque... ¡menuda felicidad nos entra a los padres cuando por fin encontramos el p........ Furby!, aunque sea azul y rosa.

Son mis héroes estos días. Se ganan el pan con el sudor de la frente, pero literal. Y además, aguantar a los Papás Noeles y Reyes Magos de verdad no hay sueldo que lo pague. En las imágenes de cuentos y tarjetas todos son la viva estampa de la paciencia y el buen humor, pero en la vida real estos compradores y repartidores humanos de regalos sacan lo peor de ellos mismos para lograr tener entre sus manos la última Nancy o el último Spiderman.


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