jueves, 24 de octubre de 2013

De toda la vida

Las tiendas modernas son atractivas y llaman poderosamente nuestra atención. La posibilidad de comprar a través de internet deja de ser muchas veces una tentación para convertirse casi en una necesidad. ¿Pero qué decir de esas tiendas de toda la vida? Esas que cuando entras en ellas respiras el polvo de sus estantes y te trasladan a épocas anteriores. Confieso que me chiflan.

Esta mañana he disfrutado de una de esas visitas. Al bajarme del autobús me he encontrado frente a la Ferretería Venecia de la calle Conde de Peñalver. He recordado que llevo semanas buscando unas gomas para sustituir unas de un par de botellas. Al ver la tienda, con su escaparate lleno de cacharros variopintos, no he dudado en entrar, y tampoco he dudado que allí iba a encontrar las preciadas gomitas. Estaba segura, este emblemático establecimiento no me iba a fallar.

¡Sííííí! ¡Las tenían! ¡Prueba superada! Pero es que además de las gomitas tenían mil utensilios que clamaban por ser comprados. Algunos eran casi de obligada adquisición, yo diría que imprescindibles. Otros eran tontunas, pero tan interesantes... Un mini-termo, un cortador de queso, un tapón para las latas de cerveza... En fin, que mis ojos hacían chiribitas. Me he resistido. Sólo he comprado las gomitas, que estamos en crisis. Pero me ha costado lo mío no sucumbir a la tentación.

"¡Cuántas cosas tenéis aquí!", le he dicho al dependiente."Demasiadas", me ha contestado él con una sonrisa socarrona. "Nunca son demasiadas", le he contestado yo muy sentida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario