martes, 11 de febrero de 2014

Los entrometidos de la educación

Ayer me solidaricé con Ana y mentalmente le envié mi apoyo y comprensión.

Ana tenía unos 2 años. Iba sentada en su carrito, que empujaba su niñera con decisión. La mujer tenía aspecto de ser agradable y cariñosa. Entraron en el autobús. La pequeña miraba todo con curiosidad, y se mostraba tranquila. No molestaba a nadie. Iba a su rollo y... chupándose el dedo.

Mientras la niñera pagaba su billete una señora entrada en años le recriminó a la niña que se "chupara el dedo siendo tan mayor". La cuidadora sonrió educadamente y pasó con el carricoche hacia delante. Aproximadamente un metro y medio después, una anciana, a la que pasaba el cochecito, autoritaria y violentamente, tiró del dedo a la niña y se lo sacó de la boca. La sorprendida niñera le miró atónita, pero evitó el enfrentamiento y siguió hacia el espacio habilitado para los carritos. Supongo que influida por la presión psicológica a la que se había visto expuesta por parte de las experimentadas señoras, la muchacha comenzó a reconvenir dulcemente a la niña: "Ana, tienes que sacarte el dedito de la boca. No se puede chupar el dedo". Ana la miró con sus grandes ojos y le vino a contestar sin palabras: "Ni hablar, con lo que a mi me gusta y lo mucho que me tranquiliza".

Yo, por mi parte, tuve que morderme la lengua para no mandar a las "profesionales de la educación" a meterse en sus asuntos y dejar a cada cual a su rollo. ¿Quiénes son ellas para dar lecciones a nadie? Desde que tengo hijas he vivido varias veces este tipo de situaciones en primera persona. Me ponen de muy mal humor. No entiendo cómo la gente se atreve a ir regalando consejos o enseñanzas que nadie les ha pedido. En una ocasión, en la que yo estaba especialmente agobiada porque mi hija mayor tenía una rabieta porque tenía un sueño atroz porque no había querido dormir la siesta, mandé a una de estas entrometidas ahí mismo, y le dije que "mejor que yo, nadie conoce a mi hija". La mujer me miró toda ofendida y sin comprender el motivo de que aquella madre aficionada y con aspecto de primeriza no agradeciera profundamente su actuación y comentarios. 

Al igual que a los niños les decimos que no cojan caramelos de desconocidos, y todo el mundo da por bueno este proceder, yo animo a los padres a la resistencia pasiva y no violenta con los "seres educativos urbanos". Que entiendan que sus interpretaciones, críticas y disquisiciones no son bienvenidas.

1 comentario:

  1. Pobrecita Ana... yo tambien llevo fatal lo de los educadores externos a los que nadie pide opinion... yo tengo una en el curro me temo. Una de mis compañeras, sobre todo ella, me pregunta todos los dias por "su Carmen" y le cuento que tal ha dormido, como ha ido al cole y todo eso... y como es una niña tan divertida y peculiar la jodia pues se lo pasa bomba. En alguna ocasion que he estado contandole alguna de las broncas que monta mi hija, o alguno de los "vicios" que tiene la pobre, si coincide que pasa por alli esta compañera que te digo, se queda escuchando, chasca la lengua y da su opinion, la opinion de una señora sexagenaria, con hijos de casi treinta años y sin nietos... y que yo creo que todo lo que vivieron con sus hijos cuando eran pequeñitos se les ha olvidado, porque los tiempos han cambiado una barbaridad, pero en ciertos temas no creo que tanto... eso si, ella habla y sienta catedra y casi hay que darle la razon para no sequir escuchandola... y como tu dices hay que hacerla entender que sus consejos "no son bienvenidos" pero me temo que con tacto, que no deja de ser una de las jefas.... jajaja.

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