jueves, 30 de enero de 2014

El paso del tiempo educativo

Termino de pasar por el que fuera mi colegio de EGB (para los más jóvenes aclaro que las siglas significaban Educación General Básica, el equivalente a la actual primaria y parte de secundaria). Es decir, que estuve allí entre los 5 y los 13 años, más o menos. Es un colegio público ubicado en una zona bastante pija de madrid.

Como cada hijo de vecino, guardo buenos y malos recuerdos. De todo un poco. Pero el post de hoy no es para relatar ninguna anécdota infantil. No. El motivo de que hoy dedique estas líneas a mi antiguo cole es que me ha hecho mucha gracia darme cuenta al pasar por sus verjas que el edificio y el patio son una fotografía de la evolución de la sociedad española en los últimos 40 años.

Cuando yo llegué al cole, allá por el año 79, la construcción aún conservaba la nomenclatura de una década anterior. Me explico. El colegio estaba dividido por un imaginario meridiano. A las dos partes resultantes se las diferenciaba llamándolas "parte de chicos" y "parte de chicas". Sí, efectivamente, en los albores del centro los niños estudiaban en un lateral del centro y las niñas en otro, pero eso sí, era el colmo de la modernidad que en la misma escuela se educaran los dos sexos. Educación mixta...

En mi época ya se había superado ese escalón hacia la igualdad. Niños y niñas aprendíamos juntos y revueltos. Sin embargo, el pasado seguía allí, con su huella impresa en los nombres popularmente conocidos y utilizados por alumnos y profesores para describir el área derecha y área izquierda de la edificación.

Hoy al mirar hacia el patio, automáticamente ha venido a mi el tarareo de "parte de chicas", "parte de chicos". Y después he recordado las vigas de hierro que sujetaban varios de los tejadillos del patio. Eran asesinas, y más de un amigo se dejó allí la ceja o la barbilla. Instintivamente ha venido a mi mente la imagen de las gotas rojas de sangre sobre el suelo de mi amiga Lola... ¡pobre, que piñazo se metió jugando al pilla-pilla!. Al mirar hacia las vigas una sonrisa se ha dibujado en mi cara porque, afortunadamente, han cubierto los postes asesinos con una estructura de gomaespuma. Seguridad infantil... muy en boga en la actualidad,  pero en los 70 ni Dios había oído hablar de semejante idea.

Y por último, al final de la verja, cuando ya iba a dejar atrás el cole, he reparado que en uno de los jardincillos que rodean el centro y que en mis años de cole estaba prohibidísimos para los alumnos. Allí han preparado un magnífico huerto ecológico para que los niños del siglo XXI conozcan lo que es un ajo, un tomate y una lechuga. Huelga decir que es agricultura ecológica, sin ningún tipo de pesticidas, claro está. Cuando yo cursaba EGB, era en los pueblos donde se aprendían estas cosas. Pero ahora, los pueblos se han convertido en reservas naturales y en destinos decorativos de turismo rural, y claro, no es lo mismo. Los niños del 2000 o van a una granja escuela o plantan en el patio o piensan que la fruta crece en el supermercado. Educación ambiental...

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