miércoles, 4 de junio de 2014

¡Ella nooooo quería, oiga!

Están ahí. Y son una tentación para mi. Me están diciendo: "cómprame", "cómprame"... Es como el canto de las sirenas.

¿Soy yo la única que se siente irremediablemente atraída por la ropa y los complementos que se exhiben en los escaparates? Noooooo, sé que no. Somos muchos los que picamos en cada cambio de temporada y compramos algún que otro trapito o baratija.

Si además el día está soleado como hoy, es casi, casi imposible no dejarse seducir por esa camisetilla tan mona que sólo cuesta 17 euros y que me sentaría genial con los vaqueros blancos.

Pero, no. Soy fuerte. Tengo otras prioridades y no la necesito.

Además... (voy flaqueando, lo sé)... las rebajas están ahí mismo. A la vuelta de la esquina, y seguro que aguanta. ¿Y si hago como hacía mamá? Paso a la tienda, cojo la camiseta y estrategicamente la coloco al final de la percha, detrás de las demás. Fijo que así la encuentro el primer día de rebajas. Se ve mucho menos. Ummm, no. Creo que aquí esa técnica tan elaborada de mamá, no sirve. Aquí los mostradores son menos y más visibles que en El Corte Inglés.

En fin, me voy a dar un caprichito. Que me lo merezco, no me vaya a quedar al final sin ella...

- Hola, ¿me puedo probar esta camiseta?

- Claro

- ¡Uy!, ¡Qué bien me queda! ¿Me la puedo llevar puesta?

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