martes, 10 de junio de 2014

Duda maternal

¿Mis hijas son unas macarras de parque o todos los niños son así? Me corroe la duda. Quiero hacer un sondeo entre los padres.

Mis descendientes son dos encantadoras niñas de 7 y 2 años. A mi me parecen angelitos, princesas, cachorritas... en fin, una larga lista de adjetivos cariñosos. Pero claro, soy su madre y por definición soy subjetiva y defenderé sus cualidades hasta la muerte.

Sin embargo, que sea madre no quiere decir que esté ciega. Cuando observo a las niñas en el parque no puedo evitar sorprenderme en varias ocasiones con sus reacciones. Mis dulces pequeñinas se defienden como fieros animalillos. ¡Pobre de aquel que se atreva a arrebatarles un juguetillo!, no saben con quién se la están jugando.

Mi instinto como madre educadora me lanza a recriminarles, y explicarles que hay que compartir. Ellas me miran con ojos atónitos y sin palabras me dicen: "¿pero de qué hablas? ¿no ves que aquí no funciona la cosa así? Aquí o eres el más fuerte o te quedas sin juguetes".

Y ahí es cuando comienzo a titubear en mis planteamientos de diálogo y pacifismo. Creo que si mis hijas pudieran explicar este fenómeno con palabras de adulto dirían algo así como que la frase compartir es vivir, en el parque es un eufemismo. Allí el que no defiende su territorio está perdido, porque compartir parece ser una acción unidireccional. Arrebatar sí que es un verbo que describe correctamente el modus operandi de la mayoría de los infantes. Por eso, o te pones chulito o te comen el terreno.

Supongo que serán lecciones de vida, pero a mi me estresa. Nunca sé cuándo debo intervenir y cuándo dejar que ellas solucionen el conflicto. No quiero que mis hijas sean unas camorristas, pero tampoco que sean las que siempre salen perdiendo.

Los progenitores de los pequeños bravucones ayudarían muchas veces a reconducir las situaciones, pero muchos se dan, literalmente, la vuelta para no verlo y no tener que mediar. Bajo la excusa de "lo mejor es que lo arreglen ellos solitos" delegan sus obligaciones como educadores en otros padres o directamente en los niños.

¡Qué maravilloso e idílico es el momento parque!


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